El cielo paulista
se oscureció de repente, y las tres de la tarde se hicieron las tres de la
madrugada. A miles de quilómetros de la metrópolis, vastas extensiones de la
selva amazónica ardían desde hacía más de diez días. Hasta hoy arden. La señal
del 19 de agosto fue clara: la destrucción de la Amazonia nos afecta a todos.
La cantidad de queimadas, como se conoce a las quemas de extensiones de
selva para convertirlas en áreas de cultivo, es la mayor registrada por el
Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (Inpe, por su sigla en portugués). Sólo
en agosto y hasta el martes 20 se constataron 23 mil focos de incendio en la
Amazonia, más de mil por día. Desde enero, son más de 53 mil. La cantidad de
incendios y la llegada de un frente frío sería la causa del desplazamient...
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