De la ciudad - Semanario Brecha

De la ciudad

Lamarque por Gencarelli.

Lamarque por Gencarelli.

El compositor salteño Jaurès Lamarque Pons (1917-1982) se formó como compositor erudito, pero toda la vida se ganó el pan como pianista de varieté. Mientras tocaba un poco de todo en la noche montevideana, se las arregló para escribir y estrenar obras orquestales, una ópera, piezas de cámara y para piano solo. Luego de una primera etapa compositiva “universalista” neoclásica, instauró una veta peculiar en el medio uruguayo, de nacionalismo vinculado a la música popular urbana (tango, milonga bailable, candombe, vals, habanera). No fue el primer uruguayo en hurgar en ese terreno (el antecedente más conocido es el Candombe, de Carlos Giucci, de 1928), pero fue quien lo hizo en la forma más consecuente y con la autoridad brindada por su familiaridad con el ámbito popular. Su nacionalismo basado en lo urbano se diferenció del nacionalismo anterior, enfocado en el folclore rural (Fabini, Broqua, Cluzeau-Mortet). Fue un vuelco que acompañó la progresiva dignificación de la música popular en el correr del siglo XX, pero vino justo en el momento en que la música erudita más notable se divorció radicalmente de la sensibilidad popular, dificultando la construcción de puentes o áreas comunes. Por ello, los compositores que se acercaron a la música popular fueron relegados al estatus de nombres “menores” y de interés meramente local, en el canon de la música erudita del siglo XX, y Lamarque no fue una excepción. La visión histórica más reciente abre el espacio hacia apreciaciones basadas en una mayor multiplicidad de criterios (incluida la prescindencia de la barrera entre popular y erudito). Este disco valioso,1 quizá el único actualmente en catálogo que incluye obras de Lamarque Pons, brinda una tremenda oportunidad para apreciar sus aportes.

La mayoría de estas grabaciones ya se habían editado en un CD de 1997. Esta reedición, coordinada y distribuida por Ayuí-Tacuabé, se hace a propósito del centenario del nacimiento del compositor. Es un repertorio todo de piano solo, pero esta reedición agrega una grabación de 1988 de una obra para violín y piano, con participación de Jorge Risi.

Quizá no haya intérprete más legítima de la obra para piano de Lamarque que Élida Gencarelli. Ella estrenó, en 1980 y 1981, respectivamente, dos de las obras de este repertorio (las colecciones Las siete notas de la escala y Siete temas de tango), que preparó junto al propio compositor. Para completar el programa del disco, la intérprete hurgó entre los manuscritos del autor ya fallecido. Junto a obras publicadas relativamente conocidas, la mayoría del repertorio consiste en transcripciones para piano solo de composiciones para orquesta o conjuntos. Hay obras más “eruditas”, pero también hay versiones instrumentales de canciones populares, que constituyen lo más viejo (composiciones de los años treinta con letras del propio Lamarque) y lo más nuevo del repertorio (los temas que hizo en 1978, con letra de nuestro colega de Brecha Eduardo Rivero). El disco tiene una temporalidad de música popular: obras cortas (ninguna llega a cuatro minutos), bien definidas, bien distintas entre sí, en un rango que va de un valsecito sentimental al tango piazzoliano, pasando por ese enfoque de piano percusivo y disonante influido por Bartók y Falla.

Gencarelli hace interpretaciones muy vívidas, aunando la limpieza y el detallismo técnico con un ritmo preciso, gracia, emoción y vuelo (óiganse las libertades tanguísticas que se toma en el movimiento lento de “Rítmica de tango”).

El librillo no aclara (si es que se sabe) quién hizo cada una de las reducciones para piano. Uno asume que son del propio compositor, pero hubiera sido lindo poder asegurarlo. La gráfica trae las fechas de las composiciones originales y un resumen biográfico del autor, pero uno desearía que se hubiera aprovechado la ocasión para comentarios más detallados sobre las obras. Las grabaciones de 1988 están masterizadas en forma un poco salvaje, quizá para cumplir con la obsesión de reducir el ruido de cinta, pero aun así valen para apreciar las composiciones y la muy buena labor de Risi y Gencarelli. Las grabaciones más recientes para piano solo, que constituyen casi todo el fonograma, suenan en forma impecable. Es un disco bello, disfrutable y valioso.

 

  1. Edición de la intérprete, EG001CD, 2017.

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