Montevideo, 14 de octubre de 2015
Señor director y redactor responsable del semanario Brecha,
Don Daniel Erosa
Por la presente vuelvo a distraer su atención solicitando se publique la presente como respuesta a consideraciones que el periodista Samuel Blixen refiere con respecto a mi desempeño como ministro de Defensa Nacional, en artículo aparecido el viernes 9 de octubre pasado.
Quedándole agradecido se despide de usted atentamente.
Doctor José A Bayardi
El viernes 9 en la edición de Brecha con relación a los archivos que se encontraron en la casa del coronel Castiglioni, Samuel Blixen vuelve a insistir en adjudicarme responsabilidad por no haber autorizado un allanamiento en la casa de dicho oficial en enero de 2008.
A pesar de recoger declaraciones del lunes 5 de octubre pasado donde la doctora Azucena Berrutti, consultada por La Diaria respecto de si ella conocía, al momento de dejar su cargo, que los archivos faltantes estaban en la casa del militar Castiglioni, Berrutti lo negó y acotó que “no era tan fácil”, Blixen vuelve con la hipótesis de que en enero de 2008 estaba todo pronto para realizar un allanamiento a cargo de dos coroneles y que yo como ministro interino habría congelado el mismo.
Aclaro, la doctora Berrutti dejó el Ministerio de Defensa Nacional el lunes 3 de marzo de 2008, en el marco de una reestructura del gabinete ministerial, que se comunicó el 11 de febrero de 2008 y que produjo un cambio de autoridades en seis ministerios. Si cuando la doctora Berrutti dejó el ministerio, o sea el lunes 3 de marzo, como declaró a La Diaria, no sabía el nombre del coronel, mal pudo haber estado todo pronto en enero de 2008 durante un interinato mío por licencia anual de la doctora Berrutti para allanar la casa de quien no se sabía el nombre. Y como he dicho en respuesta anterior, bastaba una llamada de la ministra que estuvo en funciones hasta el 3 de marzo, y que se reintegró entre el 20 de enero de 2008 y el 3 de marzo, o del presidente o del secretario de la Presidencia, para que se hubiera efectivizado el mismo.
Más adelante en el mismo artículo el periodista cita una respuesta mía a Brecha en enero de 20151 y plantea: “El ex ministro afirmó, en una carta dirigida a este semanario, que nunca tuvo conocimiento de un expediente de contrainteligencia, afirmación que contiene una porción de verdad, porque no había un expediente, aunque sí había sido debidamente informado de la situación que prefirió ignorar” (subrayado mío). Si me referí a un expediente es porque Blixen en enero habla de que: “A la ministra Berrutti y a sus asesores les preocupaba el expediente de contrainteligencia”… Y agrega Blixen sobre el final del artículo de enero: “El expediente seguramente permanece en algún lugar del despacho ministerial” (subrayado mío).
Pero en la nota que en enero envié a Brecha, cuando realicé precisiones, la primera precisión decía: “Nunca, ni como subsecretario, ni como ministro de Defensa Nacional tuve conocimiento de un expediente de contrainteligencia, como el que menciona Samuel Blixen”. Y agregaba: “Nunca me fue comunicado a mí, ni por la doctora Berrutti, ni por el comandante Rosales, ni por asesor alguno, ni por el presidente, ni por el secretario de la Presidencia. Ni nunca se me solicitó autorización para ningún allanamiento a domicilio de oficial alguno. Lo que para el caso de que el oficial tuviera menos de cuatro años de pasado a retiro, si hubiera tenido conocimiento lo hubiera autorizado. Y lo hubiera informado y conversado con el señor presidente, en tanto en nuestro ordenamiento constitucional el presidente y el ministro de Defensa conforman el mando superior de las Fuerzas Armadas”.
Así que no dije una porción de la verdad, como expresa Blixen, pretendiendo relativizar con su comentario lo que yo he expresado. Dije mi verdad.
Agrega Blixen el pasado 9 de octubre: “Bayardi no sólo detuvo ese operativo; también congeló la reestructura de inteligencia del Estado y se abstuvo de recontratar a aquellos civiles que estaban realizando el trabajo de digitalización de las microfilmaciones”.
Respecto a lo del operativo, por mi parte, con la carta de enero y lo dicho en la presente, creo haber aclarado mi papel. Con respecto a las dos informaciones que agrega Blixen en esta parte de su nota, debo decir que una es correcta y la otra nuevamente falta a la verdad.
Es correcto que la propuesta de reestructura que me llegó por parte de dos asesores, asistentes de la ministra, fue desestimada por mí, ya en mi calidad de ministro titular y por las autoridades que asumimos en dicha oportunidad. Por una parte, por entender que la tarea de inteligencia tenía que contar con un marco legal –como el programa del FA planteaba–, en el que trabajamos el resto del tiempo que fui ministro. Borrador de ley de inteligencia que dejé a mi sucesor el doctor Gonzalo Fernández y que luego, en la siguiente legislatura, como legislador y presidente de la Comisión Especial de la Asamblea General para entender en los temas relativos a la inteligencia de Estado, retomé conjuntamente con la bancada del Frente Amplio y figura como borrador, con aportes de todos los partidos, como producto del trabajo de dicha comisión especial con un importante respaldo político. Por otra parte, por entender que el mando de la inteligencia de Estado no podía estar bajo la responsabilidad de un coronel, como se planteó en esa propuesta. A mi entender la inteligencia militar debe estar al mando de un oficial general y toda la inteligencia del Estado con sus distintas áreas debe estar coordinada bajo la Dirección de un director de una Secretaría Nacional de Inteligencia, cargo de particular confianza que, con venia del Parlamento, dependa directamente del presidente de la República.
Respecto a recontratar a los civiles que estaban realizando el trabajo de digitalización de las microfilmaciones, no es verdad lo que sostiene Blixen: ambos civiles, que fueron contratados para la digitalización de las microfilmaciones en 2007, siguieron trabajando, siendo yo ministro, durante todo 2008 hasta julio de 2009, donde finalizó su contrato y no tenían programado otro trabajo. Me entregaron el informe del trabajo realizado y al mes siguiente, como último acto como ministro, trasladé todo el material procesado de los archivos encontrado en 2006 en el Cgior, al Archivo General de la Nación, en acto que contó con la presencia de la ministra y el subsecretario de Educación y Cultura de la época, ingeniera María Simón y doctor Felipe Michelini, y la directora de dicho archivo, licenciada Alicia Casas.
Dado que el periodista, que me conoce, que sabe cómo ubicarme, no ha entendido del caso consultarme en ninguna oportunidad, entiendo que asumió una convicción y con ella se ha movido. En ese escenario de convicciones y conjeturas, yo también puedo expresar una convicción: en este país pequeño en población nos conocemos todos, y yo podría tener mi convicción respecto a la o las fuentes de Blixen, y para seguir moviéndome en el plano de las convicciones, como lo ha hecho el periodista, en todo caso sugerir que dicha fuente, que es probable que haya permanecido vinculada a trabajar en inteligencia, explique por qué no procedió en ninguno de los años subsiguientes a solicitar que se allanara la casa del mencionado oficial o a hacer la denuncia penal correspondiente si ya hubieran pasado más de cuatro años de su retiro. Respuesta que, obvio, yo no tengo. Aclaro, es una conjetura, tan conjetura como las escritas por Blixen en este tema respecto a mi persona, desde enero.
Finalmente, como en el artículo de enero, yo entré en la escena del artículo porque Blixen cita que, en una dura carta a los lectores que yo envié y que Búsqueda publicó, cuestionaba una nota del periodista Sergio Israel. Ante ello, Blixen entendió que “Habrá que determinar, en forma detallada, la cuota parte de responsabilidad de Bayardi en el desarme de la estructura civil”, agregándome de paso responsabilidad que no tuve en un decreto, el 156/12, emitido tres años después de mi salida del ministerio. Debo decir que Sergio Israel, periodista a quien conozco igual que a Blixen, tuvo la deferencia de llamarme y plantearme que efectivamente debió haberme llamado, cosa que agradecí y ahí quedó. Otras llamadas para determinar en forma detallada mi cuota parte de responsabilidad las sigo esperando. De ahí que me moleste que haya periodistas que, salvo que tengan respecto a mí una cuestión personal que desconozco, puedan dejarse instrumentalizar en relación con mi persona.
Doctor José A Bayardi.
1. Brecha sostiene que nunca recibió mi correo del 30 de enero de 2015 enviado de mi dirección de gmail a la hora 18.37 a la dirección electrónica que figura en el semanario y que es brecha@brecha.com.uy, dirigida a Daniel Erosa, director y redactor responsable del semanario. Dejo constancia que dicho correo que envié a Brecha como respuesta al artículo de Blixen de enero, nunca rebotó a mi casilla por dirección incorrecta, ni por casilla llena, ni por ningún otro motivo.
Nota de Redacción: Efectivamente, la carta que Bayardi envió el 30 de enero a la dirección genérica de Brecha se traspapeló entre otros correos y nunca llegó a ser vista por los responsables del semanario. Fue por ese error, y por ninguna otra razón, que no la publicamos en su momento. Vayan las disculpas del caso.