Desplazamientos - Semanario Brecha

Desplazamientos

Género oriental, de varios autores. Irrupciones Grupo Editor, Montevideo, 2017. 224 págs.

Género oriental, de varios autores. Irrupciones Grupo Editor, Montevideo, 2017. 224 págs.

Si existe una palabra que logre resumir el panorama1 que ofrece Género oriental es la de “desconcierto”, es decir, des-con-cierto, ausencia de certezas comunes. El hecho de que se trate de una selección de 21 autores de generaciones y procedencias geográficas muy distintas dentro de esta entelequia que algunos damos en llamar Uruguay ya permite pensar en un marco disruptivo en términos de canon. Y más cuando esos autores vienen con propuestas narrativas que se sumergen en la “rareza” sobre la que Ángel Rama teorizó respecto de aquella producción que no se deja encorsetar por el realismo que tiranizó, crítica e industria cultural mediante, nuestros modos de recepción durante décadas.

Abarcar en una reseña tan breve semejante fractalidad desde lo estilístico, lo temático y lo clasificatorio resultaría un despropósito. Pero en todo caso podemos decir que en su conjunto se vislumbran dos vertientes: los temas concernientes a la naturaleza del mundo y los temas concernientes a la naturaleza del yo. Respecto de los temas concernientes a la naturaleza del mundo, nos encontramos con las teorías del universo (“El gran y más enorme cuento”, de Lucía Rehermann), los desórdenes del continuo espacio-tiempo (“Cajón cerrado”, de Rodolfo Santullo), otros planos de la realidad con la metaficción y los fantasmas (“Más que un juego”, de Darío Iglesias), mundos futuribles (“El regreso del Capitán Rayo”, de Pablo Dobrinin), lugares imaginarios (“Entre dos luces”, de Mercedes Rosende), situaciones u objetos mágicos (“Aguas negras”, de Eduardo Curbelo), metamorfosis (“Cactus o la historia de un coro”, de Carolina Cynovich). Respecto de los temas concernientes a la naturaleza del yo, nos encontramos con la identidad y la disolución del yo (“Trampa de osos”, de Nina Blau, y “La novia de Lugosi”, de Andrea Arismendi), el doble (“Género”, de L F Philipps), los fantasmas desde el otro lado (“La niña que convocaba a las gaviotas”, de Horacio Cavallo).

También se aprecia aquí una tendencia muy llamativa a incluir el juego paródico dentro de lo fantástico como procedimiento para fomentar la sensación de inquietud propia de este último (“Estilo pecho”, de Matías Larramendi; “Los que no hemos vivido de verdad”, de Pedro Peña; “Enkidu”, de Renzo Rossello). Se puede afirmar, en suma, que en las obras de estos autores es frecuente el desarrollo de alguno de los cuatro rasgos recurrentes en la poética actual del cuento fantástico: 1) la yuxtaposición conflictiva de órdenes de realidad; 2) las alteraciones de la identidad; 3) el recurso de darle voz al otro, de convertir en narrador al ser que está al otro lado de lo real; y 4) la combinación de lo fantástico y el humor. De allí que los relatos reunidos en Género oriental se conviertan en una metáfora continuada de intromisiones imposibles que acaban desestabilizando lo cotidiano a través de los intersticios que presenta un concepto tan amplio como es la realidad. Lo fantástico en el siglo XXI revisa los axiomas fundacionales del género para dotarlos de una nueva perspectiva, sin perder el extrañamiento iniciático y la conexión ineludible entre realidad intratextual y realidad extratextual.

Es cierto que esta modalidad, una vez agotados los recursos más tradicionales, ha evolucionado hacia nuevas formas para expresar esa transgresión que la define: algunos, como el caso –peculiarísimo– de Juan Andrés Ferreira y su “Partes del cuerpo”, han optado por representar dicha transgresión mediante la ruptura de la organización de los contenidos, es decir, en el nivel sintáctico. Es que ya no es tan necesaria la aparición de un fenómeno imposible (sobrenatural), porque la transgresión se genera mediante la irresoluble falta de nexos entre los distintos elementos de lo real. Pero es evidente que esas narraciones no ponen en cuestión sólo la sintaxis, es decir, la lógica narrativa (eso supondría ampliar erróneamente la categoría de lo fantástico a textos surrealistas o a la literatura del absurdo), sino que su dimensión transgresora va inevitablemente más allá de lo textual: su objetivo es siempre cuestionar los códigos que hemos diseñado para interpretar y representar lo real. Por eso Género oriental nos lleva a preguntar qué sucede con lo fantástico en el ámbito de la literatura contemporánea, que se caracteriza –justamente– por una general desconfianza ante lo real, por la eliminación de los límites entre realidad y ficción. Las respuestas, tentativas, provisorias, se encuentran a lo largo de esta lograda muestra.

  1. La selección incluye relatos de Andrea Arismendi, Nina Blau, Horacio Cavallo, Eduardo Cuadrado, Carolina Cynovich, Pablo Dobrinin, Juan Andrés Ferreira, Luis Gómez, Darío Iglesias, Matías Larramendi, Pedro Peña, L F Phipps, Melina Regalini, Lucía Rehermann, Mercedes Rosende, Renzo Rossello, Rodolfo Santullo, Brunella Tedesco, Henry Trujillo, Bolívar Viana y Guzmán Vila

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