Cuando Aurelio González, el Gallego, que se metamorfoseó de obrero de la construcción en fotógrafo, dio por concluido su exilio y retornó a Uruguay en octubre de 1975, las emociones del reencuentro con su familia, sus amigos, sus camaradas del Partido compitieron con la ansiedad por concretar el otro reencuentro, aquel que cerraría el círculo de lo que quizás fue el más grande acto de militancia personal: el ocultamente de unos 43 mil negativos del archivo fotográfico del diario El Popular, órgano oficial del Partido Comunista, en medio de la furiosa represión tras la disolución de las cámaras.
Fue en los primeros días de julio de 1973, en plena huelga general, cuando era inminente el cierre de El Popular y el allanamiento de la redacción, con el consiguiente y previsible destrozo de cuant...
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