Desde sus comienzos, la narrativa de Felipe Polleri (Montevideo, 1953) mostró, con mayor o menor relieve, influencias del policial negro. Este género, que tuvo un gran alcance a partir de 1922, con la revista estadounidense Black Mask, se caracterizó por retratar un mundo gobernado por la corrupción y el dinero. Ya Jorge Varlotta –más conocido por su firma de novelista: Mario Levrero– señaló las huellas del policial en Polleri, concretamente en su novela Carnaval (1990): «La referencia a la novela policial no es ociosa; aunque no hay detective ni misterio a desentrañar, la forma del relato remite a menudo a los grandes ejemplos de la llamada serie negra norteamericana».1
La reciente publicación de La alegría de las mujeres, anunciada en la contratapa como una «novela policial al revés», in...
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