En el sencillo título de esta reciente entrega de Mathías Iguiniz es difícil no leer, de fondo, la línea de abordaje con la que dialoga. Hablamos, claro está, del trabajo de Jacques Derrida, cuya filosofía hace una fuerte crítica al pensamiento metafísico que ha dominado toda la filosofía occidental, con uno de sus ejes cruciales en la noción de “presencia” utilizada por la ontología, la semiología, la ética y la política. Derrida muestra cómo se constituye el concepto de subjetividad a partir de la estructura del lenguaje y cómo de esa relación derivan una ética y una política específicas que marcan la sociedad. Y, así como las lecturas de Derrida se obstinan en pararse en el límite, las de Iguiniz insisten –a través del inclasificable legado de Amir Hamed, Gustavo Espinosa y Mario Levrer...
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