La decisión, tomada la semana pasada, de un tribunal de apelación británico de aceptar las garantías ofrecidas por Estados Unidos de que el fundador de Wikileaks recibirá un «trato adecuado» abrió la vía a su extradición a ese país, que había sido bloqueada en primera instancia. En enero, una jueza consideró que esas garantías eran insuficientes y que el australiano, cuya salud mental reconoció como frágil, podía suicidarse en caso de ser encerrado en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos.
Para obtener su preciadísimo botín, Washington se comprometió luego a no encerrar a Julian Assange en una prisión de alta seguridad y aseguró que podría cumplir la pena en una cárcel de su país de origen. Las autoridades australianas, dijeron sus abogados, lo habrían aceptado. «No hay razón p...
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