El viernes pasado en el Antel Arena el músico argentino brindó un recital de primer nivel, rodeado de una banda ajustadísima y potente, y de un público que concurrió al show con inmensas ganas de celebrar. Dejé de prestarle atención a la música de Fito Páez a principios de los años dos mil. Rey sol y Naturaleza sangre fueron los últimos discos que escuché del rosarino, pero ya casi que por inercia, sin interesarme demasiado en lo que oía. Si bien estos trabajos incluían temas que me gustaban (“Acerca del niño proletario”, “Noche en downtown”, “139 lexatins”), me sentía lejos de su propuesta y de ciertos tics estéticos y performativos con los que ya no podía conectar. Desde entonces escuché algún corte de difusión, que tiraba a lo sinfónico, y nada más; fue como si lo hubiera borrado de mi ...
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