Ante la huella de un fogón de unos 3 mil años de antigüedad, la voz de Ruben, de pronto, tambalea. Y él, antes de seguir, hace el ademán de sacarse una basurita del ojo. Estamos en el rincón del parque donde nació el nombre del grupo Carancho y Fuego, con el que salimos a hacer senderismo a las 14 horas de este viernes bendito de sol. El grupo, coordinado por la psicóloga Marcela Jubin, trabaja en salud mental y decidió llamarse así en honor a este vestigio de fogatas ancestrales y a una de las especies de aves que goza de un árbol propio en estos montes. El quiebre de Ruben vino al recordar al joven adicto y recuperado que participó en la carrera latinoamericana de chasques –que organizan cada cuatro años descendientes y personas afines a la causa de los pueblos originarios–, que en Urugu...
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