Lorrie Moore ya había comenzado a escribir esta novela cuando se topó con una pintura de la artista Nancy Mladenoff. La pintura no sólo le proveyó a Moore el título de su novela en proceso, sino que penetró la ficción hasta su corazón: en la historia, la obra se le atribuye a una de las adolescentes protagonistas, Sils Chaussée. “Hay un momento, al comienzo de la escritura de un libro, en el que está abierto de par en par y esas cosas pueden caer dentro. Después, el libro se cierra y nada más puede entrar”, dijo la autora en una interesante entrevista con Paris Review. En la pintura en cuestión se ve a dos muchachas que curan a las ranas de una laguna (patas entablilladas, cabezas vendadas), a las que los muchachos les disparan con chumberas para divertirse. No todas se salvan. La otra muc...
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