El escenario de la novela es Abaité, «un caserío fantasmal», ubicado en un «norte» cuyos contornos son imprecisos, pero que no es difícil identificar, desde el comienzo, con la frontera entre Uruguay y Brasil. Hay algunos indicios en la novela que unen esta ciudad imaginada con el departamento de Artigas y con algunos hitos históricos: la explotación de la caña de azúcar o las marchas de los cañeros a Montevideo en los años sesenta. Pero no hay nada más lejano a esta novela que cualquier afán documental, se trata de una relación con la historia atrapada en la ficción, que impregna la narración, pero no la satura ni la desvía de su objetivo: contar la vida de Pedro Serpa desde su llegada a Abaité con una cuadrilla de ferroviarios hasta su muerte heroica dentro de un ingenio azucarero abando...
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