“Ahora que los jovenzuelos universitarios y esnobs se retiraron en masa –como público– de los rituales roqueros, quienes sostienen a las bandas son auténticos marginales. Ya no son los panqueques multilocos de los barrios residenciales los que concurren a estas para cruzar alcohol y una línea de blanca [léase: cocaína], sino los rostros grasientos y reventados de los barrios periféricos”, decía en una columna sobre Cross el periodista Raúl Forlán Lamarque en 1991.1 La banda, que atraviesa el último decenio del siglo XX y se convierte en un estandarte para una generación que fue testigo de la restauración democrática, se presenta mañana a las 21.00 en La Trastienda Club Mvd, luego de 35 años de volumen brutal.
Con una obra
conformada por cuatro discos –Solo quiero salir de aquí, 1991; Insti...
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