«Es una venganza por mis años de lucha armada» - Semanario Brecha
Con el guatemalteco César Montes, condenado a 175 años de prisión

«Es una venganza por mis años de lucha armada»

Fue fundador de dos guerrillas en los años sesenta, Galeano lo entrevistó en la clandestinidad en 1964, sobrevivió a las masacres de Ríos Montt y tras los acuerdos de paz en 1996 volvió a la vida civil organizando la Fundación Turcios Lima para trabajar con campesinos privados de tierras.

AFP, STRINGER

Tres soldados fueron asesinados en los bosques de El Estor, en la selva guatemalteca, mientras buscaban pistas de aterrizaje de narcotraficantes el 3 de setiembre de 2019. César Montes fue acusado como instigador del crimen. El presidente Jimmy Morales dictó el estado de emergencia en la zona y ordenó la captura de Montes. Un año más tarde, ya bajo el gobierno de Alejandro Giammattei, Montes fue detenido en México y expulsado el mismo día de ese país. A partir de entonces pasó por el Penal de Matamoros, donde sufrió un intento de asesinato, y desde agosto de 2021 se encuentra alojado en el centro Mariscal Zavala, en la capital del país. En marzo de 2022 fue sentenciado por el Tribunal de Mayor Riesgo E de Guatemala por homicidio y asesinato en grado de tentativa. Giammattei festejó la resolución: «Celebro que César Montes haya sido condenado a 175 años de cárcel tras ser vencido en juicio por el asesinato de tres soldados en pleno cumplimiento del deber. Hoy se hace justicia en su memoria».

Fundador del Ejército Guerrillero de los Pobres en 1972 y de las Fuerzas Armadas Rebeldes junto con Luis Turcios Lima y Antonio Yon Sosa en 1963, Montes sobrevivió a las sucesivas dictaduras militares en su país y a las matanzas que entre 1960 y 1996 dejaron unos 200 mil muertos. Tras los acuerdos de paz firmados en diciembre de 1996, volvió a la vida civil y política organizando la Fundación Turcios Lima para trabajar con campesinos en la zona de El Estor, al noreste de la capital del país.

«Pude probar que no estuve en el lugar del atentado a los soldados y también que no di ninguna orden de atacar a nadie. Sin embargo, con la compra de testigos e inventando engaños fui condenado», dijo a Brecha telefónicamente desde su lugar de detención. Inmediatamente después de su arresto se inició una campaña internacional por su libertad, a la que adhirieron el premio nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel, el expresidente de Honduras Manuel Zelaya, la exsenadora colombiana Pilar Córdoba, entre otras personalidades latinoamericanas. El lunes 10 cumplirá dos años y nueve meses de los 175 de su condena. Con más de 80 años a cuestas, Montes habló con Brecha.

—¿Por qué está preso y condenado?

—Estoy seguro de que se trata de una venganza por mis años de lucha armada hasta el proceso de paz, entre 1992 y 1996, y por el crecimiento que tiene la Fundación Turcios Lima entre los campesinos guatemaltecos.

—¿Cómo está hoy Guatemala bajo el gobierno de Giammattei?

—Tiene índices de pobreza que están entre los más altos del continente y que alcanzan a más de la mitad de la población. Los niveles de corrupción son tan altos que el gobierno de Estados Unidos encendió la luz de alarma y un grupo de senadores demócratas pidió sancionar a Guatemala por este tema. Y el gobierno de Giammattei no ha tenido mejor idea que calificar a Joe Biden de izquierdista.

—¿El país volvió a la situación de los años posteriores a la caída de Jacobo Árbenz en 1954?

—Exactamente. A esos niveles hemos retrocedido. La pobreza y la fragmentación social, sin embargo, no hacen imaginar un levantamiento popular porque no están dadas las condiciones. Tampoco yo estoy abogando por una insurrección, que quede claro.

Guatemala es un Estado fallido. La elite oligárquica del país es históricamente corrupta y aliada de los poderosos del mundo de turno. Con preservar sus negocios le alcanza. Un Estado requiere de un parlamento y aquí en Guatemala es de ficción, porque solo sirve para acordar los negociados con que van a seguir hundiendo al país y al pueblo. La fragmentación es tal que no alcanza por ahora con intentar un trabajo de organización social entre el campesinado y las etnias autóctonas del país. Será un trabajo laborioso y duro. Nosotros lo intentamos con la Fundación Turcios Lima y ese minúsculo trabajo de organización asustó a los poderosos. Por eso estoy aquí. Creo que solo un sector patriótico del Ejército puede dar la voz de alerta para evitar mayor caos.

—¿Cómo es un día de César Montes en prisión?

—Leo mucho, escribo mucho, hago gimnasia, practico un arte marcial que aprendí en Corea, cultivo orquídeas y hago bonsái. Tengo libertad vigilada, pero puedo andar por el espacio del cuartel. Todos me saludan y son muy amigables.

—¿Lo reconocen los otros presos?

—Claro que sí. Le diré más. Aquí está cumpliendo pena el exmayor del Ejército Juan de Dios. Está condenado por haber malversado fondos cuando era titular del Instituto Guatemalteco del Seguro Social hace algunos años. Cuando estábamos en tiempos de guerra, él estuvo encargado de capturarme o matarme varias veces. Nos reencontramos aquí y ahora se convirtió en pastor evangélico. Siempre estoy esquivándolo para que no me lleve a sus liturgias y ceremonias [ríe].

—¿Se convirtió al evangelismo o sigue siendo marxista?

—No soy cristiano de ninguna manera. Creo que debemos sentar las bases mundiales de un desarrollo de los pueblos con criterio nacional y autónomo. Mi ideario sigue siendo el del comandante Ernesto Che Guevara.

—¿Qué está leyendo?

—Tengo una robusta y variada biblioteca con las Obras completas de Guevara, todos los libros del mexicano Paco Ignacio Taibo, el Fausto de Goethe, La patria del criollo de Severo Martínez, muchas obras sobre los años de la revolución mexicana y la República española, A la mitad del camino del presidente Andrés López Obrador, La Araucana de Alonso de Ercilla –que por cierto me parece un texto magnífico– y la obra de una argentina que ya es internacional, y no se trata de Cristina Kirchner, si no de Mafalda.

—¿Confía en la campaña internacional para salir en libertad?

—Saldré en libertad y mi mayor venganza será el perdón.

«Un insulto para los guatemaltecos»

«Es una persona, un dirigente que está acusado de algunos delitos, está preso, ya es una persona mayor y sí se está buscando con Guatemala ver la posibilidad de que se le indulte y que se venga a México, que se le dé asilo en nuestro país, ya lo estamos viendo», dijo el 15 de mayo el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en referencia a César Montes.

De acuerdo al portal Infobae, Montes fue detenido en México en 2020 por agentes del Instituto Nacional de Migración mexicano y en coordinación de la Guardia Nacional fue entregado a las autoridades guatemaltecas, que lo requerían por el caso de los tres soldados. La detención se habría llevado a cabo sin la orden de extradición correspondiente. Según Montes, al momento del arresto se encontraba tramitando un pedido de asilo político.

Cuando se conoció el anunció de López Obrador, en plena campaña presidencial guatemalteca, la candidata Zury Ríos subió un video a sus redes en el que se dirigía al mandatario mexicano: «César Montes es un guerrillero, terrorista, asesino convicto […]. Su intervención buscando clemencia para este criminal es un insulto para los guatemaltecos». Ríos, que quedó sexta en la primera vuelta del 25 de junio, es hija del exdictador Efraín Ríos Montt, condenado en 2013 a 80 años de cárcel por genocidio y crímenes contra la humanidad, pero absuelto luego por una formalidad del proceso judicial (N. de E.).

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