Pese a la innumerable cantidad de señales enviadas y a la insistente presión sostenida desde el frente interno, y sobre todo desde el externo, Guatemala no consigue aún encaminar su transición política de cara al próximo 14 de enero, fecha estipulada para que el nuevo gobierno electo asuma formalmente.
En el confuso y desgastante proceso se visualiza el cruce de numerosas agendas. La primera de ellas se ubica en el plano local. Allí se palpa el manifiesto hartazgo de una ciudadanía cada vez más movilizada y que busca hacer respetar su voluntad, mayoritariamente expresada en las recientes elecciones que otorgaron, por un amplio margen, la victoria a la fórmula del partido Semilla, con Bernardo Arévalo y Karin Herrera a su frente.
Pese a su diversidad étnica, en las recientes moviliza...
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