Fue todo un evento el estreno de la Novena, el 7 de mayo de 1824 en el Teatro Kärntnertor de Viena. Beethoven apareció sobre un escenario por primera vez en 12 años. Ya totalmente sordo, marcó los tiempos mirando la partitura, sin escuchar lo que la orquesta estaba tocando. Estaba acordado que la orquesta obedecería sobre todo a las indicaciones de su maestro de capilla, Michael Umlauf, pero la presencia del compositor tenía un gran valor simbólico.
Beethoven estaba radicado en la capital austríaca desde que tenía 21 años, pero había decidido estrenar la sinfonía en Berlín como una especie de venganza contra Viena, ya que sentía (y con buena razón) que había decaído el interés del público local en su música, suplantada por el entusiasmo hacia compositores más jóvenes, como Gioachino Rossin...
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