El gobierno contra la pared - Semanario Brecha

El gobierno contra la pared

Dos factores concurren para demorar la instalación de la segunda planta de la trasnacional finlandesa: el alto nivel de beneficios tributarios requeridos por UPM y la resistencia del MEF a que la nueva pastera se emplace a cualquier costo. Esta semana los dos principales negociadores de la firma volvieron a Finlandia, con varios nones uruguayos. Entre tanto, el gobierno anunció el proyecto Ferrocarril Central, la obra logística necesaria para la concreción de la inversión.

El cronograma anunciado por el gobierno en su momento establecía que a fines de marzo pasado estaría finalizada la primera de las tres fases que componen el proyecto. Sin embargo, transcurridos los meses, aún no se ha firmado el documento previsto para ese tramo. De acuerdo a fuentes gubernamentales e incluso a declaraciones públicas tanto del presidente Tabaré Vázquez como del ministro de Economía, Danilo Astori, la opinión en el Ejecutivo es que la inversión de la pastera finlandesa no puede hacerse a base de imposiciones lesivas para el Estado uruguayo. Desde sectores afines al titular de Economía, se sostiene que no alcanza con que la tercera pastera mueva al alza la aguja del Pbi, sino que, además de crecimiento, el emprendimiento tiene que dejar ganancias para el país.

Los dos altos representantes de la firma, que estaban negociando con la contraparte uruguaya, regresaron en estos días a Finlandia. De acuerdo a la información brindada a Brecha, las exigencias de exoneraciones por parte de Upm son muy fuertes y superiores a las que en su momento realizó la propia trasnacional, cuando construyó su planta en Fray Bentos. Por ejemplo, los finlandeses demandan que sus nuevos predios forestales no paguen impuesto al patrimonio, algo a lo que están obligados, porque las plantaciones estarán fuera de la zona franca concedida; asimismo pretenden reducir el canon que deben pagar por la instalación en un área libre de impuestos nacionales.

También demandan contar con el régimen de zona franca en el puerto de Montevideo, algo a lo que el Ejecutivo se niega, pues en esa terminal ya existe el modo de puerto libre. La diferencia es que el régimen hoy existente (puerto libre), si bien tiene un nivel de exoneración de impuestos, no permite que en sus instalaciones se realice fabricación de manufactura alguna. El pedido de Upm se basa en que las otras dos pasteras ya instaladas, por estar sobre dos cauces de agua navegables, tienen una terminal portuaria; una (Montes del Plata) sobre el Río de la Plata y la primera de la firma finlandesa sobre el río Uruguay.

Asimismo, Upm tiene negociaciones difíciles con privados que poseen tierras aptas para la forestación debido al alza que ha tenido el precio de la hectárea (para la compra o el arriendo) desde que en 2005 se instalaron en las cercanías de Fray Bentos. El gobierno uruguayo, por ahora, se mantiene en sus trece y espera señales desde la capital de Finlandia en los días venideros.

Mientras, el 15 de agosto el gobierno presentó el proyecto Ferrocarril Central, consistente en la construcción y mantenimiento de 273 quilómetros de vía férrea entre el puerto de Montevideo y Paso de los Toros. Esta es una de las condiciones que Upm puso para instalar su segunda fábrica de celulosa. Sin embargo, el ministro de Transporte, Víctor Rossi, reafirmó a Brecha que esa obra resulta necesaria con o sin una nueva pastera. Para esto se utilizará el mecanismo de participación público-privada (Ppp) y se prevé que la reconstrucción de ese tramo del ferrocarril sirva para el transporte de celulosa, madera, granos, contenedores combustibles, productos químicos y pasajeros en el tramo sur inicial. Rossi aseguró que en las próximas semanas se elaborarán los pliegos para la licitación aunque, añadió, ya han manifestado interés más de 30 empresas. Se aspira a que las obras comiencen entre marzo y julio de 2018. Para soportar la carga prevista (22,5 toneladas por eje) y la velocidad de los trenes (circularían a 80 quilómetros por hora) se renovará el material de los durmientes, hasta ahora de madera proveniente de Paraguay y Bolivia, que serán construidos de hormigón.

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