El gobierno uruguayo enfrenta el dilema que tantas veces la izquierda le endilgó a Estados Unidos y sus aliados: ¿es posible imponer la democracia desde afuera y haciendo uso de la fuerza?
En su última edición, Brecha reseñó la historia de la participación uruguaya en la Minustah, como parte “de la decisión brasileña” de hacerse cargo de lo que sucede en su zona de influencia, lo que también incide ahora en la “determinación de apresurar la retirada, en principio escalonada a partir de 2016”. “No obstante, hay un argumento de peso. Al cumplir la mitad de su mandato, Michel ‘Sweet Micky’ Martelly (presidente haitiano electo en un contexto electoral irregular) está enfrentado con el parlamento y se niega a cumplir la disposición constitucional de elecciones parlamentarias parciales y generales municipales”, apuntaba el artículo.
En el mismo momento en que el canciller uruguayo hacía gestiones ante Martelly para que cumpla con las reformas democráticas que prometió realizar ante las Naciones Unidas, la oposición protestaba en las calles y los cascos azules se veían obligados a intervenir.
La delicada situación en Haití y el pantano en el que parecen sumirse las tropas uruguayas, por la conducta de algunos de sus miembros y por verse obligadas a intervenir en situaciones de seguridad pública –y también de protesta– fueron algunas de las preocupaciones de la gira que emprendió Almagro a fines de noviembre por Naciones Unidas y Haití. En todas las instancias y visitas Almagro “manifestó claramente que es inadmisible para Uruguay la permanencia de una situación de vulneración de la democracia en la República de Haití”, relata un documento interno de la cancillería al que tuvo acceso Brecha.
LOS FACTORES DEL PODER. El itinerario de Almagro en Nueva York y Puerto Príncipe, siempre acompañado de autoridades de Brasil, constituye un verdadero mapa de la distribución de poder en Haití. Tanto la reunión en Nueva York como las mantenidas en Puerto Príncipe con los representantes de la ONU y los embajadores de Argentina y Chile se celebraron en forma conjunta con la delegación brasileña. Sin embargo “ambas delegaciones se entrevistaron con el presidente Martelly en forma separada”, aclara el informe.
El lunes 25 de noviembre el canciller uruguayo concurrió a una reunión en la residencia del representante permanente de Brasil ante las Naciones Unidas en Nueva York, con el canciller brasileño Luiz Alberto Figueiredo y el subsecretario general para Operaciones de Mantenimiento de la Paz de Naciones Unidas, Hervé Ladsous. También participaron el anfitrión, el ex canciller y actual embajador Antonio Patriota, y otros dos diplomáticos brasileños. A la delegación uruguaya se sumó el representante de Uruguay ante Naciones Unidas, José Luis Cancela (un embajador de confianza del ex presidente Tabaré Vázquez).
Al día siguiente, la delegación se trasladó a Puerto Príncipe, donde se reunió con la representante especial del secretario general de Naciones Unidas, Sandra Honoré, y con el jefe de la Fuerza Militar teniente general Edson Leal Pujol. Finalmente, el miércoles 27 en la mañana se celebró la reunión con el presidente Martelly quien estuvo acompañado del canciller Pierre Richard Cassimir, un asesor privado y del embajador de Haití en Brasil.
DE DUDOSA ACTUACIÓN. Durante las reuniones con autoridades de la Minustah y del gobierno haitiano se discutió el cronograma de retiro de tropas. Según el documento, Almagro “dejó en claro en todas las instancias que, si Haití lleva adelante estos pasos en un tiempo razonable, estarían dadas las condiciones para ir por el camino de las reducciones graduales de efectivos de la Minustah que marca el sistema multilateral”.
Pero el canciller también advirtió que Uruguay “deberá manejar plazos diferentes y más perentorios del retiro de las tropas uruguayas de la República de Haití, ya que para el país es inconcebible que soldados uruguayos sean garantía de la seguridad pública en un gobierno que funcione por fuera de los parámetros democráticos”.
De acuerdo al informe de cancillería, Almagro dijo que Uruguay “definitivamente exige que Haití apruebe su ley electoral y a partir de ese paso ineludible y los ajustes que deba hacer en su proceso electoral, presente un cronograma de elecciones que permita la renovación de los dos tercios de la Cámara de Senadores que están pendientes, primero, y luego el resto del Congreso”.
Según este informe, el secretario de Estado uruguayo subrayó “la necesidad de que dicha reforma se realice con pleno respeto de todas las partes, y que el consejo electoral permanente de Haití se lleve a cabo con base en parámetros tales que brinden garantías electorales básicas a la oposición”.
El informe proveniente del Palacio Santos también ofrece pistas sobre la posición brasileña, que no parece demasiado terminante con respecto a adelantar el retiro de tropas: “Si bien durante la reunión en Nueva York Brasil se mantuvo relativamente cauto en sus posiciones, en el encuentro con la representante especial del secretario general de Naciones Unidas el canciller brasileño manifestó claramente que la permanencia de tropas requiere avances sustantivos en el proceso democrático haitiano y que los países tenemos la posibilidad de retirar las tropas cuando queramos”, consigna el texto. “Hay un cronograma de Naciones Unidas pero es un cronograma táctico, nosotros tenemos en cuenta la situación política y si no hay avances en el sistema democrático podemos retirarnos en el momento que nos parezca”, dijo Figueiredo.
La delegación encabezada por el canciller y el subsecretario del Ministerio de Defensa, Jorge Menéndez, también se reunió con los oficiales uruguayos destacados en Haití. Allí explicaron a los oficiales los motivos del viaje y las circunstancias que podrían, eventualmente, dar lugar a variaciones en el cronograma de retiro de las tropas uruguayas.
La Minustah reporta 12 millones de dólares para las Fuerzas Armadas sólo en salarios de los 900 efectivos destacados en aquel país, un financiamiento que suele dejar en estado latente las contradicciones internas que sobrevuelan sobre el Ministerio de Defensa Nacional.