En la década del 90 grandes grupos editoriales españoles, como Santillana, Planeta o Ediciones B, apostaron a la expansión global. Su desembarco en Argentina aceleró el proceso de concentración mediante un control mayor de la distribución y la adquisición de sellos locales. Para 1998 apenas diez editoriales concentraban el 45 por ciento de las ventas (ninguna de ellas era de capital argentino).
La crisis económica e institucional de 2001 en Argentina fue un parteaguas para el mercado editorial. La producción de libros se redujo un 25 por ciento. Mientras los grandes grupos retrasaban su siguiente jugada, las editoriales independientes se hicieron fuertes gracias a su valentía para correr riesgos. Fueron las responsables de que el 70 por ciento de las novedades publicadas durante 2005 perte...
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