Nadie imaginaría que detrás de un comercio de artículos para el hogar, cuya larga vidriera se ofrece a una calle céntrica de Carmelo, se esconde un museo. Como un reverso fantástico del mundo de los electrodomésticos, las lámparas y la bijouterie importada, el museo de tallas de madera de José “Pepe” Castro (Bueu, España, 1939) queda en la parte de atrás y es la parte de atrás de la tienda. Un universo de imaginería desbordante surge como desde un sueño. Más al fondo aun, separado por un breve jardín, se encuentra el taller de carpintería de donde sigue brotando el acervo. Y arriba está la casa habitación de la familia Castro, aunque el museo trepa también por escalinatas de madera y amenaza con copar la vivienda. La imaginación y la memoria de Pepe no paran de trabajar, ni sus manos. “Tod...
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