En el recién estrenado episodio 2 de la quinta temporada de la serie Homeland, la bipolar protagonista Carrie Mathison es escoltada por un militante de Hizbolá a través de un campo de refugiados sirios. Es entonces que en una de las paredes del fondo puede verse un grafiti escrito en árabe: “Homeland es racista”.
El set de filmación había sido ornamentado con toda clase de mensajes como “Homeland es una farsa”, “Homeland es una broma, y no nos hizo reír”; y estas pintadas habían pasado desapercibidas tanto en el rodaje como durante los procesos de montaje y posproducción, colándose algunas de ellas con perfecta claridad en las imágenes finales. Luego de que el capítulo saliera al aire, los autores del sabotaje se dieron a conocer: se trata de un trío autodenominado Arabian Street Artists (“Artistas callejeros árabes”), compuesto por Heba Y Amin, Caram Kapp y Stone, quienes señalaron que lo hicieron como una protesta sutil contra la visión etnocéntrica de la serie y los burdos estereotipos que utiliza a la hora de representar a los musulmanes.
Los artistas habían sido convocados por el equipo de producción, con la premisa de que hicieran pintadas pro Asad, algo que supuestamente debería encontrarse en un campo de refugiados ubicado en la frontera de Siria y Líbano; así se buscaba darle “autenticidad” al set. Durante el rodaje, que en realidad tuvo lugar en una antigua fábrica de alimento para animales en las afueras de Berlín, los grafiteros vieron su oportunidad para manifestar su disconformidad. Demostrando la falta de rigor y la desconexión respecto del universo árabe de los responsables de la serie, ningún miembro del staff siquiera se preocupó de chequear qué era lo que decían las pintadas.
En un comunicado publicado en el blog de una de las autoras, la artista Amin, el trío manifestó que “la serie se ha ganado la reputación de ser el programa más intolerante de la televisión por su descripción inexacta, indiferenciada y altamente sesgada de los árabes, paquistaníes y afganos, además de sus manifiestas distorsiones de ciudades como Beirut, Islamabad y el llamado mundo árabe en general”. También “ha mantenido la dicotomía del fotogénico, casi siempre blanco, generalmente americano protector, frente a la malvada y retrógrada amenaza musulmana”. Con respecto a los productores y su omisión, señalaron: “para ellos las escrituras árabes no son más que un atractivo visual que complementa esta fantasía de horror de Oriente Medio, una imagen de póster que deshumaniza a toda una región”.
Alex Gansa, co-creador de la serie, admitió en un comunicado que “nos hubiera gustado descubrir estas imágenes antes de que fueran emitidas. Sin embargo, Homeland siempre intenta ser subversiva a su manera, además de un estímulo para las conversaciones, así que no podemos sino admirar este acto de sabotaje artístico”.