Sobre Gonzalo Baz, Horacio Cavallo destaca en el prólogo “su capacidad de crear climas e imágenes perdurables, pero sobre todo la preocupación de contar una historia desde las entrañas, sin reparar en poses y modas”. Y al adentrarnos en las páginas del libro, concedemos a Cavallo buena cuota de razón.
Dividido en dos partes, el libro agrupa siete cuentos en los que reverberan climas similares, sombríos, decadentes, alienantes, así como los personajes parecen ser diferentes máscaras de un mismo estado de ánimo, desilusionado y escéptico, al límite de la parálisis y la anomia.
En “Los distantes”, con un lenguaje llano pero poderoso, Vir se dirige en segunda persona, directamente, a un amigo ausente, que se ha ido a vivir a otro país. Por lo tanto, su discurso, en apariencia un diálogo, es en...
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