Impactos sociales y alternativas - Semanario Brecha

Impactos sociales y alternativas

¿Se viene la automatización?

Robots.

I. LAS PREMISAS

Hay tres reflexiones que dan marco al análisis de este tema.

Combatir el tremendismo y el apocalipsis. La creencia de que se viene una negra noche en la que no tendremos más empleos no sólo –como demostraré– no es verdad, sino que es funcional al desarrollo excluyente capitalista, pues da fundamentos a quienes sostienen que se debe elegir entre empleo y salarios, y legitima las estrategias de rebaja salarial.

Esto ya ha ocurrido muchas veces. La historia del capitalismo en sus casi 250 años no legitima ninguna visión catastrófica en ninguno de los grandes momentos de desarrollo tecnológico. Ni la primera revolución industrial de fines del siglo XIX (la de la energía a vapor), ni la segunda de inicios del siglo XX (la de la electricidad y el taylorismo), ni las posteriores revoluciones científico-técnicas han sido destructoras netas de empleo. Cada expansión tecnológica ha traído destrucción de puestos de trabajo, pero el volumen neto de empleo ha aumentado. Los anuncios del fin del trabajo han sido recurrentes en los últimos tiempos y hay libros que lo pronosticaban en los noventa: claramente estas previsiones apocalípticas nunca se cumplieron.

El futuro mediato empieza hoy. Para tener un correcto diseño de nuestro futuro mediato es necesario incluir el set de problemas que enfrentamos actualmente en nuestro mercado de trabajo, porque para prever el futuro hay que empezar a diseñar políticas para enfrentar los problemas de hoy.

II. LOS PROBLEMAS DEL MERCADO DE TRABAJO

En función de las premisas anteriores y de mirar el futuro desde el presente, desarrollaré a continuación los principales problemas del mercado de trabajo.

Desempleo de algunos sectores. La economía uruguaya durante la segunda mitad del siglo XX mantuvo un desempleo estructural aun en las fases de mayor crecimiento económico de entre 8 y 8,5 por ciento. Las políticas de crecimiento económico y la inexistencia de políticas activas de empleo orientadas a subsidiar la demanda fueron las responsables de esa situación. Es decir, a pesar de crecer la economía, el desempleo nunca bajó de ese valor, e incluso aumentó a lo largo de la década del 90. En el período 2005-2015 la tasa de desempleo quedó por debajo del desempleo estructural, fruto de políticas públicas que generaron estímulos a la contratación de mano de obra. Sin embargo, algunos problemas subsisten y hay sectores de la población cuyo nivel de desempleo supera la media nacional y que enfrentan problemas estructurales de acceso al trabajo. Entre ellos, destacamos las mujeres, los jóvenes, las personas con discapacidad y la población afro.

Precariedad laboral. Uno de cada cuatro trabajadores ocupados no está registrado en la seguridad social. La cifra es menor a la existente en 2005, pero aun así es importante e implica aproximadamente 400 mil trabajadores. En los asalariados es del orden del 14 por ciento, es decir, uno cada siete no cuenta con registro en la seguridad social. La informalidad es mucho mayor entre quienes trabajan por cuenta propia.

Niveles de remuneración. Si bien podemos afirmar que los salarios reales han aumentado, que el salario mínimo creció de manera relevante y que los de las ramas de actividad más sumergidas tuvieron aumentos diferenciales, aún subsisten niveles salariales bajos que es necesario incrementar (467.500 ocupados ganan menos de 15 mil pesos, de los cuales 278.300 son asalariados).

Niveles de instrucción de los trabajadores ocupados. La mitad de los trabajadores no ha culminado la educación obligatoria hoy en el país, es decir, no completaron secundaria.

Composición de la matriz productiva. En Uruguay tenemos una matriz productivo-exportadora de alto contenido primario, con escaso valor agregado en términos de empleo, lo que hace que un crecimiento económico, en particular de las exportaciones, tenga menor impacto sobre el empleo.

Proceso de automatización en segmentos de la producción. Si bien hoy es, en lo global, un fenómeno aún marginal, lo peor que podemos hacer es desatender sus consecuencias económicas, sociales y humanas, y no plantear alternativas de mediano y aun de corto plazo para las ramas de actividad donde más impacta la automatización. En Uruguay es en los comercios minoristas, la banca y sectores de la industria manufacturera donde más ha avanzado este proceso.

III. LAS BASES DE UNA PROPUESTA ALTERNATIVA

Las políticas públicas. Todos estos problemas, incluyendo la perspectiva de mediano plazo del cambio técnico, requieren ser enfrentados con políticas públicas. Si dejamos actuar al mercado, esperando que resuelva los problemas, seguramente llegaremos a más desempleo, más precariedad y no habrá aumentos salariales que aprovechen el aumento de la productividad que genera el cambio tecnológico. Si bien hay muchas políticas públicas que deberían estar involucradas, las prioritarias son las salariales, las de educación y las de protección social, tributaria y productiva.

La negociación colectiva tripartita y por rama de actividad. El marco en el que deben discutirse estos problemas es el de la ley de negociación colectiva. En este ámbito deben definirse los cambios y la manera en que se implementan. Dejar la resolución en manos de los propietarios del capital tiene, igual que la no intervención del Estado, consecuencias de desempleo, precariedad, etcétera.

Salario mínimo. La cobertura de estas situaciones debe estar garantizada por una pirámide salarial que asegure a los trabajadores la apropiación –a través de la mejora de sus ingresos– de parte de las ganancias de productividad, y ello es posible en la medida en que haya una base ancha y sólida, con un salario mínimo acorde.

IV. PROPUESTAS

Salario mínimo. Es evidente que, en la perspectiva a corto plazo, es necesario un nuevo impacto sobre el salario mínimo nacional por su influencia en el conjunto de los salarios, y en particular de cara a la negociación colectiva de 2018. Proponemos que al finalizar el período de gobierno se ubique en un nivel similar al valor de media canasta de pobreza. Hoy este valor equivale a 14.452 pesos para una familia promedio, es decir, 18 por ciento por encima del actual nivel de salario mínimo.

Formalización del trabajo. Se trata de actuar sobre el componente actual de la precariedad a través de la expansión de instrumentos de formalización adecuados y del subsidio a las empresas, durante un plazo determinado, para concretar el proceso de formalización.

Mayor valor agregado. Cualquier perspectiva de mejora en la cantidad y la calidad del empleo pasa por un cambio de la matriz productiva que agregue valor a una economía de creciente primarización en los últimos 25 años. Esta estrategia incluye la definición de sectores, tanto para agregar valor en la promoción de productos derivados de recursos naturales (lana, madera, etcétera), como de sectores no derivados del agro y que presentan potencias de desarrollo (medicamentos, naviera, etcétera).

Reforma impositiva. Una propuesta de agregar valor a la producción no es viable –como no lo ha sido en ninguna parte del mundo– sin subsidios públicos. Planteamos, tomando la propuesta del Pit-Cnt de aumentar la tasa del Irae de 25 a 30 por ciento, hacerlo en forma progresiva y utilizar este incremento de recursos en crear un fondo de subsidios para el mayor valor agregado, con énfasis en la creación de empleo de calidad. Al mismo tiempo, los procesos de cambio técnico en todas las fases que hemos comentado anteriormente generan procesos de centralización de capital y de concentración de la riqueza. A la propuesta del Irae proponemos agregar un aumento de los tributos al stock de riqueza acumulada, en particular sobre el patrimonio: la recaudación sobre este impuesto es marginal.

Educación y capacitación. Un punto central se refiere a potenciar los recursos destinados a educación y capacitación laboral, para anticiparse a los cambios. Por un lado, la capacitación a sectores con menor nivel de instrucción para mejorar su acceso al mercado laboral. Por otro, a trabajadores actuales ocupados en ramas que se encuentran en fases más adelantadas del proceso de cambio técnico para adaptarse y captar las mejoras económicas y productivas.

Reducción de la jornada de trabajo. Es evidente que el cambio tecnológico trae, como siempre, un aumento de la productividad. Como ha pasado históricamente, en ausencia de intervención pública y de negociación colectiva, la productividad pasa a integrar la ganancia empresarial y, en los sectores que operan en condiciones de competencia nacional o importada, es volcada, en parte, a la rebaja de precios. Por ende, el problema central en esta lógica de combinar cambio técnico y dinamismo económico es la manera en que se apropia y distribuye la ganancia de productividad. Una parte son mejores salarios, como lo hemos planteado. Pero al mismo tiempo, en la medida en que uno de sus efectos es la producción de más bienes o servicios en menor tiempo, una segunda alternativa complementaria a la salarial es la reducción de la jornada de trabajo con igual salario, comenzando por aquellas ramas de mayor impacto en el cambio técnico.

Renta básica universal. Un último punto de este set de propuestas refiere a un cambio innovador en materia de protección social: la inclusión de una renta básica universal (Rbu) para los hogares. Esta Rbu tiene entre sus objetivos generar desde el nacimiento de las personas un derecho de ciudadanía y permitir, con fondos públicos, contribuir a la eliminación de la pobreza. Pero tiene también varios objetivos adicionales, entre ellos, permitir mayor permanencia de los jóvenes en el sistema educativo y dar a los trabajadores mayor libertad y poder en su discusión salarial, ya que no parten de un ingreso cero.

*    Economista, integrante del Instituto Cuesta Duarte.

 

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