La elocuencia puede ser una contracara del remordimiento. Y el 14 de octubre, en el Parlamento, hubo una elocuente unanimidad: la Asamblea General votó, en pleno, la reelección de Juan Miguel Petit como comisionado penitenciario. Los legisladores le expresaron su apoyo y exaltaron su papel como celador de los derechos humanos en la boca del huracán. Es la segunda reelección: Álvaro Garcé, que asumió por primera vez el cargo en 2005, fue reelecto en 2010. Pasaron diez años desde entonces y la reelección de Petit guarda llamativas similitudes con aquella. En ambas los legisladores ofrecen más elogios que respuestas.
En 2010 el entonces senador del Partido Nacional Gustavo Penadés veía en la figura de Garcé «una especial y sonora voz de alarma sobre la situación que padecen las cárceles»...
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