Desde «el espectáculo de gran televisión» que resultó ser, según el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la encerrona que el viernes 28 le acabaron tendiendo de a dos (él mismo y su vice, J. D. Vance) en la Casa Blanca al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, las cosas se han ido precipitando. La reprimenda en directo, ante cámaras, escenificó la ruptura entre ambos. Cada cual para su lado: Trump a su rincón; Zelenski a buscar apoyo en una Unión Europea (UE) que viene siendo sometida por su socio dilecto desde hace años, pero que ahora se dice de repente decidida a recuperar su dignidad. No dio la impresión, a pesar de que urbi et orbi se habló de humillación del estadounidense al ucraniano, de que ninguno de los dos haya salido insatisfecho de esa reunión sui géneris a ...
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