En el día a día de Delhi hay protestas minoritarias que no hacen mella en la rutina de una ciudad que ni siquiera las ve. Se suelen hacer en una calle convertida en “manifestódromo”, a la que acuden grupos organizados o individuos solitarios cargados de demandas. Allí pueden pasarse meses instalados sin que nadie escuche sus gritos. Pero en ocasiones, entre infinitas reivindicaciones invisibles (invisibilizadas) se cuelan grandes movilizaciones; masivas, históricas, de decenas de miles y decenas de millones de personas; las más grandes del mundo.
En un 2019 en el que los indios pasarán por las urnas, el primer ministro ha estrenado el año afrontando una huelga general de entre 150 y 200 millones de trabajadores, según quien los cuente. La protesta multitudinaria duró dos días, el martes y ...
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