De cada diez trabajadores del campo seis o siete son asalariados. Sin embargo, desde que los autoconvocados ocuparon la escena para denunciar el olvido en que lo urbano tendría a lo rural, los olvidados son ellos. Si sus dirigentes gremiales tienen razón, esa era la idea, o al menos una de las claves de una estrategia de clase que ahora exhibe sus colmillos reclamando la congelación de los salarios rurales hasta enero de 2019.
“¿Quieren hablar de los problemas del campo? Yo te puedo hablar de la problemática de los trabajadores, que es que todavía no se respeta en un cien por ciento la ley de las ocho horas, que todavía vivimos con salarios de 16 mil pesos, que las casas que nos dan para vivir en los tambos tienen las ventanas tapadas con cartonplast, que los empresarios nos aportan por 1...
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