De 10 años, Al-Mutawakel había filmado un video en el que manifestaba su indignación: “En 2015, la noche anterior a mi concierto, a mi segundo concierto, me estaba vistiendo entusiasmada, pero mamá vino y me dijo que la guerra había empezado, que montones de personas estaban muriendo, que la gente estaba perdiendo sus trabajos… Mi padre también perdió el suyo. Estaban destruyéndolo todo, los colegios, las fábricas, las casas, los monumentos antiguos, y yo me sentí realmente triste”. En ese video, devenido viral en Youtube, señalaba el miedo constante al que se encuentran expuestas su familia y su población: “No quiero que sea mi turno de morir”.
A diferencia de muchos videos armados y evidentemente guionados por los padres, en el de esta niña su espontaneidad y su temor se ven realmente auténticos, y en la entrevista frente a las cámaras confirma su sorprendente elocuencia. En cuanto a su petición, no podía ser más pertinente: Amnistía Internacional había denunciado el 19 de setiembre que la coalición liderada por los saudíes lanzó una bomba que, según señalaron los expertos, era de origen estadounidense. A mediados de agosto, un ataque de Arabia Saudita contra un hospital de Médicos sin Fronteras había dejado un saldo de más de diez muertos. Y es que, de acuerdo a voceros de Human Rights Watch, los ataques aéreos están siendo apuntados deliberadamente a escuelas y hospitales.
Pero a pesar de las críticas, este 21 de setiembre en el Senado estadounidense la aprobación de una venta de tanques, armas y equipos militares a Arabia Saudita –bloqueando un proyecto de ley propuesto por el senador demócrata Chris Murphy– por la suma de 1.150 millones de dólares obtuvo una amplia mayoría: 71 votos contra 27. Según datos de la Onu, desde marzo de 2015 murieron unas 10 mil personas en la República de Yemen; de estas muertes, 60 por ciento fueron causadas por los bombardeos.