Con este texto, Fernanda Muslera (periodista, escritora, dramaturga) se aventura a una primera dirección y continúa con su leitmotiv de inspiración cinéfila. Para componer los 11 cuadros que su última obra propone, convocó a un interesante elenco, liderado por Nadia Navarro como protagonista (Los Macbeth’s, Burlesque, Las mujeres de Cervantes), quien lleva la responsabilidad de trabajar en espejo ficcional con Marilyn Monroe y su rol de Roslyn en la película Los inadaptados (The Misfits, 1961, de John Huston). Ese es el punto disparador de la creación de esta pieza. Rescate a la dama con tutú evoca insistentemente a los personajes de aquella película, describiendo un mundo femenino que se encuentra en estado de transición después de atravesar un divorcio y un trío de personajes masculinos que van tejiendo diversas formas de relacionamiento, mientras el juego de la seducción se apodera del escenario.
Navarro compone a Renata, una bailarina a punto de retirarse que, además, enfrenta un reciente divorcio. El paralelismo con el filme de Huston es explícito y Muslera consigue en la actriz las vetas de inocencia, belleza y empoderamiento que el complejo personaje requiere. Toda la puesta en escena se desarrolla en torno a esta dama con tutú: las conversaciones con Paula, su amiga y consejera (Cecilia Patrón), y los encuentros con estos tres hombres (Sebastián Silvera, Franco Balestrino y Maxi González) que persiguen el mismo objetivo de conquista, aunque con concepciones diferentes sobre cuál debe ser el rol de una mujer.
Renata ensaya su performance final en la emblemática pieza El lago de los cisnes, que multiplica las referencias cinematográficas. Muslera desdobla a Renata en un cisne blanco y uno negro; este último irrumpe como una figura que genera extrañeza y sigue sus estados, acompañado por la interpretación de un violín siempre melancólico (suena con insistencia el Vals sentimental de Tchaikovsky, ejecutado en vivo por Fabiana Lira en cada entreacto).
Navarro logra crear los estados cambiantes del personaje, que arrastran un profundo dolor más allá de su presente inmediato. La presencia del humo de cigarro refuerza en las escenas esa neblina general en la que se encuentra y dibuja sus ambivalencias entre la oscuridad y la luminosidad. Es claro que las referencias cinematográficas fueron claves para el montaje de la obra, pero la distancia con la disciplina audiovisual se traduce, sobre todo, en la imposibilidad de generar primeros planos sobre el rostro de la protagonista. Muslera resuelve el problema haciendo foco en la corporalidad y plasticidad del cuerpo de la actriz.
La obra busca cuestionar las relaciones humanas preguntándose sobre los vínculos, la sumisión y los mandatos sociales, y la necesidad (o no) que tenemos las personas de ser rescatadas. En esa búsqueda, el texto se complejiza hacia muchos temas que se abordan desde la denuncia y el alegato, con diferentes puntos de vista. El filme de Huston parecía adelantarse a su época –los años sesenta– y presentaba un rol femenino cuestionador y revolucionario; Rescate a la dama con Tutú recoge ese guante para transformarse en un inteligente reflejo de la mirada contemporánea sobre los roles de género y el empoderamiento femenino. Con esta pieza, Muslera se asienta como dramaturga y reafirma su escritura discursiva, en una fina línea entre lo reflexivo y el humor. Así, vuelve a demostrar su interés en la construcción de personajes psicológicamente complejos, con conflictos existenciales y enfocados en una ardua búsqueda vital.
1. La obra contará solamente con ocho funciones y puede verse sábados y domingos en el histórico teatro Stella.