¿Qué fue lo que no hicimos? ¿O hicimos algo que no deberíamos haber hecho? Pensábamos que teníamos tres años para reflexionar, de repente, este gesto del presidente de la república –este gesto de un adolescente malcriado, lleno de furia, frustración y arrogancia–, y solo nos quedan tres semanas. No hay organización sensata, no hay reflexión posible. Emmanuel Macron podría haber dicho: «Disuelvo el 1 de setiembre». ¡No! Quiere castigar. Ha echado gasolina a un fuego que ya ardía. Prendió fuego a nuestra casa, a nuestro país, a Francia. Y está viendo cómo todo el mundo lucha por salvar algunos muebles, algunos recuerdos, algunas fotos. Me temo que, sean cuales sean las palabras que me vengan hoy, no serán más que un grito de horror ante la catástrofe que se nos viene encima. Una catástrofe p...
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