—¿Qué atributos o diferenciales tiene con respecto a los otros candidatos del Frente Amplio?
Lucía Topolansky (LT) —Mis atributos tienen que ver con mi historia personal, tengo una experiencia acumulada. Como estudiante de la Facultad de Arquitectura durante varios años, estudié la ciudad, la movilidad, los ríos, el urbanismo. Como edila, conocí la intendencia por dentro al trabajar en el primer Plan de Ordenamiento Territorial, en el presupuesto y en la comisión de residuos sólidos. Como parlamentaria, siempre estuve en las comisiones de presupuesto, de vivienda y de ordenamiento territorial. Además de esa experticia para conducir la ciudad, he recorrido Montevideo de arriba abajo por mi militancia partidaria. Tengo un asesoramiento de primera línea con gente muy calificada que colaboró en las propuestas, que están en mi página web. En mi equipo están Gustavo Leal y varios compañeros que están o estuvieron en la Intendencia, economistas y arquitectos que ayudan con los cálculos y un grupo de colaboradores del exterior que nos asesoraron y están dispuestos a colaborar durante el gobierno.
Daniel Martínez (DM) —Hemos hecho mucho énfasis en vincular la política con la gestión. Eso es un diferencial. Algunos compañeros tienen una visión diferente, pero la gestión y la profesionalidad son necesarias para lograr los objetivos políticos que tienen un soporte ideológico. Luego cada candidato se diferencia por su trayectoria, su militancia, su historia personal. Lucía fue guerrillera, estuvo presa muchos años y recién deciden (los tupamaros) integrarse al FA en 1989. Mi trayectoria es menos conocida porque milité de forma clandestina durante la dictadura, pero soy reconocido como uno de los protagonistas tanto del movimiento estudiantil como del sindical. Fui dirigente del Pit-Cnt, milité durante 12 años en el comité de base del FA de la coordinadora N y en organismos de base del Partido Socialista. Como ingeniero, ocupé cargos gerenciales. Fui presidente de Ancap, ministro de Industria y senador. Y durante estos cinco años me preparé: recorrí todo Montevideo y más de 300 lugares del interior.
Virginia Cardozo (VC) —Esta candidatura es una apuesta a la participación de las mujeres y los jóvenes en lugares relevantes de la política. Busca profundizar en un claro proyecto político de izquierda, por lo tanto no admite que haya personas de derecha en cargos de conducción en un gobierno frenteamplista. Es una apuesta a profundizar la democracia y a fortalecer el proceso de participación social, porque el Montevideo que queremos tiene que construirse con el compromiso de todas y de todos. La participación social tiene que ser una impronta fuerte de la izquierda desde el gobierno. Esta candidatura apuesta fuerte a avanzar en derechos de la ciudadanía sin importar los intereses económicos que haya que tocar en el transporte o los residuos. Porque en muchos temas existen lobbies económicos que vienen pesando y tenemos que avanzar con una fuerte decisión política.
—¿Qué obras de infraestructura o de intervención urbana serán prioritarios en su gestión?
LT —Planteé un plan de obras que se basa en la filosofía de lo que se hizo con el Mercado Agrícola en el barrio Goes, es decir un urbanismo de acupuntura: reflotar un lugar y generar las sinergias para que públicos y privados refloten un barrio. Empezaremos en Peñarol, Villa Española y la Unión. Continuaremos la rambla hacia el oeste y haremos un acceso seguro hacia la punta del Cerro para reflotar el Parador que hoy es una tapera. Tenemos un programa que busca densificar unos 20 barrios muy bien servidos que perdieron hasta un 15 por ciento de población. Y estamos haciendo fuerza para avanzar sobre las fincas abandonadas y actuar sobre las 49.500 viviendas vacías que registra el censo. Además de propuestas en residuos sólidos, alumbrado, innovación y cultura que planteamos en los foros, proponemos hacer cinco plazas como la Liber Seregni, una por año.
DM —Construiremos cuatro plazas más como la Líber Seregni y atenderemos 30 plazas barriales por año –unas 150 plazas en total durante el período–, sea a través de la recuperación o de la construcción de nuevas. En cada plaza habrá lugar para hacer deportes inclusivos no sólo para los gurises, sino también para la tercera edad y los discapacitados. Tendrán un local para que la gente del barrio pueda reunirse, darle complementación educativa a escolares y liceales, o los veteranos puedan jugar a las cartas, al ajedrez o lo que quieran. Pensamos hacer todas las veredas de Ciudad Vieja y del Centro a costa de la Intendencia, acondicionando 18 de Julio para potenciarla como área turística. Construiremos la rambla del Cerro, después de Casabó habrá que ver cómo sigue porque tenemos que discutirlo con los vecinos de Pajas Blancas que no quieren una rambla. Miramos con mucha expectativa el plan para actuar sobre las viviendas abandonadas porque sin duda tenemos que repoblar las áreas centrales.
VC —Montevideo no es sólo el sureste de la ciudad. Tenemos que llevar ciudad a todos los montevideanos y montevideanas. Para eso es muy importante la certificación ambiental de las playas del oeste y extender la rambla hacia esa zona. Hago especial hincapié en la cogestión de los espacios públicos: no voy a hacer un obelisco hermoso para que todos recuerden mi nombre, pero sí voy a hacer que en cada barrio haya espacios de participación donde los vecinos formen parte de la gestión, y ayuden a fortalecer el entramado social. Tendríamos que tener en todos los municipios experiencias como la del Sacude (complejo cultural, deportivo y sanitario en Casavalle). En la zona del kilómetro 16 de Camino Maldonado los vecinos están evaluando un proyecto similar en conjunto con la intendencia y varios actores sociales. Cuando los vecinos participan la gestión del centro mejora y se fortalecen los vínculos en el territorio.
—¿Qué cambios propone para mejorar el transporte público?
LT —El proyecto más pesado que planteé es la transformación integral y solidaria del transporte público colectivo. Nuestro plan tiene dos fases. En la primera fase, durante los dos primeros años, reordenaremos el sistema: hay que rever recorridos, frecuencias, paradas, coordinación de semáforos, poner más unidades en las horas pico y un boleto un poquito más barato fuera de las horas pico. Aplicaremos contrapartidas según cumplimiento a los tres subsidios que tiene hoy el transporte público y vamos a desarrollar el control del Gps que viene de la administración de Ana Olivera. En una segunda fase, convocaremos un pacto social para ir a un boleto prepago más barato expandido en forma gradual como si fuera el Fonasa, alimentado con un fondo que tiene que ser solidario. Propongo cambiar el salario variable que los inspectores cobran por multas por metas de gestión, el flechamiento de algunas calles según los horarios, aplicaciones para consultar desde el celular donde está el bus, y muchas más ciclovías. Este es el único programa integral que se ha propuesto en la campaña electoral.
DM —Planteamos vías rápidas con paradas bien distantes, que incluyan estaciones con una red nodal de distribución con microbuses, y estacionamientos para quienes quieran ir con su auto o bicicleta hasta allí para luego combinar con el ómnibus. Para que sea rápido hay que echar mano a dos elementos: la semaforización inteligente y pasajes a nivel donde haya mucho tránsito. Proponemos buses de transporte rápido y le vamos a dar con todo a las bicicletas. Es cierto que tenemos un transporte caro, pero quienes hablan del precio del boleto se olvidan de decir que entre las décadas del 70, 80 y 90 el transporte público se encareció porque se expulsó a miles de montevideanos hacia las periferias.
VC —La estrategia es fortalecer el rol regulador de la Intendencia, mejorando el control sobre las empresas y no dejando que el oligopolio vaya contra los intereses de la ciudadanía. Para eso queremos construir un centro de gestión en movilidad que nos permita controlar a través del Gps que se cumplan los horarios y los recorridos de los ómnibus, se revisen las frecuencias y se supere el hacinamiento en las horas pico. Queremos generar un verdadero sistema de transporte intermodal que conecte, a través de la tarjeta Stm, al ómnibus, al taxi, al tren y a un sistema adecuadamente distribuido de bicicletas públicas. Para desjerarquizar el automóvil proponemos construir distintos circuitos de movilidad, como en Holanda.