“Los grandes libros, o los muy buenos, no suelen repartir felicidades como caramelos. Proporcionan experiencias intensas, extraordinariamente intensas, pero a menudo resultan angustiosos e incluso abrumadores”, decía Felipe Polleri hacia 2001 en una de sus reseñas escritas para El País Cultural. Y fiel a lo dicho alguna vez, en Los teléfonos de papel –su nueva novela– el autor logra retratar el drama de un artista que, en su escritura de las deformidades del mundo, deviene monstruo él mismo. Se trata de una novela alucinada, que trasmite la intensidad de la locura como un espectáculo donde el yo se desbarata y se metamorfosea de manera constante frente al lector. El amor de Flore será el único correlato del protagonista con el “lado claro” de la casa, con la realidad, quizá.
La obra de Pol...
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