Como reacción ya casi refleja, muchos espectadores optan por huirles como a la peste a varios de los géneros más revisitados de Hollywood, como el terror, el cine infantil y la comedia. Y razones para ello no faltan; por el contrario, abundan. El subgénero de las comedias románticas debe de ser uno de los nichos que peores películas arrojan constantemente, engendros edulcorados capaces de provocar shocks glicémicos en el espectador desprevenido. Pero lo cierto es que, por fortuna, de vez en cuando aparece una gran excepción, un notable ejemplo capaz de dignificar una vez más el género. Esta película1 es una de esas bienvenidas rarezas.
Un periodista, recientemente desempleado y que atraviesa una crisis vocacional, se encuentra accidentalmente con una vieja amistad, su antigua babysitter, que hoy es nada menos que la secretaria de Estado de Estados Unidos, una de las personas más poderosas de la Casa Blanca. A partir de entonces, se establece entre ellos un vínculo profesional, por el cual él comienza a redactarle sus comprometidos discursos en su carrera a la presidencia.
El humor es constante y mayormente efectivo, y es probable que esto sea el resultado de la conjunción de dos notables guionistas, Dan Sterling (de las series televisivas The Office y Girls) y Liz Hannah (The Post), los cuales proveen al texto mucha gracia, pero además varios subtextos. Abundan las referencias más o menos veladas a la política estadounidense actual: la iniciativa comprometida con el medioambiente en la que se encuentra inmersa la protagonista es una clara referencia al Green New Deal, paquete de propuestas para abordar el calentamiento global, lanzado por la muy mediática activista y política demócrata Alexandria Ocasio-Cortez. Por otra parte, uno de los personajes más desagradables del cuadro (interpretado por Andy Serkis, nada menos que el Gollum de El señor de los anillos) satiriza a Steve Bannon, el estratega político que consiguió llevar a Donald Trump a la presidencia. Hay también notables apuntes, como el hecho de que la protagonista sea muy consciente de que cualquier subida de tono o elevación de la voz durante la campaña puede ser atribuida a la histeria de sus opositores.
Es notable cómo esta película invierte buena parte de los roles de género: en este caso, ella es no sólo quien ostenta el poder, sino además la más controlada, centrada y racional, mientras que él se presenta como un sujeto impulsivo y pasional. La película explora notablemente cómo detrás de muchas mujeres poderosas suele haber también hombres capaces de apoyarlas, sin sentir su dignidad vulnerada por secundarlas o colaborar en su trabajo. Si bien Seth Rogen es un gran comediante, y eso se sabe desde hace tiempo, quien sorprende positivamente es Charlize Theron, con una actuación contenida, pero que, a la vez, transita un gran arco emocional. Por sobre todo, existe una notable química en la pareja principal, algo fundamental para el buen funcionamiento de una comedia romántica. Quizá esto tenga que ver con que los dos son, de por sí, atractivos, ya que, además de presentarse como humanos, con sus problemas y vulnerabilidades, también tienen su dosis de encanto, sus principios y una postura combativa sumamente admirable. La audiencia llega rápidamente a sentir y comprender que, efectivamente, se merecen el uno al otro.
1. Long Shot. Jonathan Levine, Estados Unidos, 2019.