Quizás hablar de Cioran sea caer en una serie de caminos trillados. Pero el hecho de que contemos en las librerías locales con la primera versión íntegra en castellano de Lágrimas y santos, su cuarto libro de los seis que escribió en lengua rumana, amerita otro abordaje: el de un estilo, un decir, una gramática perfectamente reconocible.
Si reparamos en su escritura, apreciamos que cuando maneja determinados conceptos abstractos para definirlos, empleando casi siempre metáforas, comparaciones, nominalizaciones o predicados de carácter nominal, Cioran no hace sino convertirlos en imágenes de gran plasticidad. Para ilustrarlo, algunos aforismos del presente trabajo nos bastarán, como por ejemplo éste: “Hay quien se pregunta aún si la vida tiene o no un sentido. Lo cual equivale a preguntarse...
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