No es un problema nuevo, pero sí, invisible. El posible desalojo de 35 familias de una pensión ubicada en Avenida Agraciada llevó a Brecha a indagar un fenómeno en el que confluyen irregularidades, violencia, estafas y ausencia del Estado.
El bullicio es
constante. Llantos infantiles y murmullos elevados que resuenan en los amplios
espacios se elevan hasta el techo alto y rebotan en la claraboya, a través de
la cual el sol del mediodía se convierte en la única iluminación de la sala de
estar. El lugar es agradable, aunque un poco húmedo, con un sillón rojo de dos
cuerpos y otro individual como único mobiliario. Sentado en uno de ellos, Alex,
con los codos en las rodillas y las manos juntas, parece rezar, pero cuenta su
historia, con acento dominicano y vocabulario uruguayizado, debido a se...
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