A instancias del último Congreso del PIT-CNT, ocurrido en noviembre de 2021, la secretaría de género de la organización presentó una moción que traería polémica. La propuesta tenía que ver con las medidas que debería tomar la convención de trabajadores en ocasión del Día Internacional de la Mujer. El texto –que finalmente fue aprobado– decía: «Planteamos que este congreso encomiende a la primera Mesa Representativa (MR) convocada [que] discuta y resuelva sobre un paro general para el 8 de marzo, no pudiendo posponer el tema más allá de diciembre de este año».
En la Mesa Representativa Nacional Ampliada que sesionó en diciembre, la propia secretaría de género propuso la moción de convocar a un paro general mixto de 24 horas. Sin embargo, las actas que deberían testimoniar esta decisión no fueron labradas. Según Sergio Sommaruga –secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza Privada (Sintep)–, la reunión coincidió con la represión policial contra los trabajadores del Sindicato Único del Transporte de Carga y Ramas Afines, que se manifestaban cercando la entrada al puerto de Montevideo y fueron desplazados violentamente por la Guardia Republicana, razón por la que la mesa tuvo un final abrupto. Sin embargo, en febrero se convocó a una nueva MR en la que se ratificó lo votado anteriormente. La moción, otra vez aprobada por unanimidad, definió algunos aspectos que tenían que ver con la «instrumentalización del paro de 24 horas». Por ejemplo, se instaba a «un paro activo con presencia militante en todos los barrios». Y también se promovía trabajar para que el paro «sea contundente, estableciendo como eje central la defensa del día internacional de la mujer trabajadora, sin perjuicio de desarrollar actividades referentes a la campaña central en contra de la LUC [Ley de Urgente Consideración]».
ERROR COMUNICACIONAL
En conversación con Brecha, Sommaruga destacó que las mociones fueron aprobadas «sin ninguna moción contrapuesta a la de la secretaría de género». Asimismo, explicó que «ningún sindicato propuso nada sobre un paro exclusivamente de mujeres». Según el sindicalista, posteriormente, cuando trascendió el resultado de la votación, comenzaron las «interpelaciones, críticas y cuestionamientos». En efecto, una vez que se conoció lo aprobado en la interna del movimiento sindical, algunas organizaciones feministas cuestionaron la decisión sobre la base de la reivindicación del 8 de marzo como un paro exclusivamente de mujeres y una agenda propia del movimiento. Las diferencias se fueron profundizando con el paso de los días. Por ejemplo, a raíz de una conferencia de prensa en la que el vicepresidente de la convención sindical, José Lorenzo López, comunicó oficialmente que, además de reivindicar los derechos de las mujeres, el 8 de marzo se utilizará para manifestarse a favor de la opción por el Sí, de cara al referéndum del 27 de marzo.
Sobre este último punto, Sommaruga explicó que se trató de «un error comunicacional» y destacó que no tendría que haber sido un varón el encargado de hacer las declaraciones, sumado a que López –según Sommaruga– «es fuertemente cuestionado por las feministas, las juventudes y las organizaciones». Se cree que estos aspectos propiciaron una mala interpretación de los hechos. Según el secretario general del Sintep, además, lo relacionado con el referéndum se planteó como una impronta y no como un eje, y «a varias compañeras y compañeros nos pareció bien, pero pusimos el ojo en no invisibilizar la lucha feminista». Al respecto, Flor de Liz Feijoo, de la secretaría de género del PIT-CNT, explicó a Brecha que al momento de promover el paro general aún no se tenía fecha para el referéndum, dando a entender que no fue algo orquestado desde antes. «Dadas las características de las elecciones y que la gran mayoría de nosotras estuvimos juntando firmas y dejamos la vida para llegar, naturalmente muchos sindicatos tomaron el tema del Sí, porque también significa un retroceso en los derechos de las mujeres trabajadoras», explicó.
REVÉASE
En medio de la polémica, cuatro sindicatos –Asociación de Empleados y Obreros Municipales (ADEOM), Agremiación Federal de Funcionarios de la Universidad de la República (AFFUR), Federación de Funcionarios de ANCAP (Fancap) y el sindicato policial– solicitaron una nueva MR extraordinaria para rever la decisión original acerca del paro. Se accedió y la reunión se hizo el viernes 25 de febrero. En esa ocasión, Elbia Pereira –referente de la Federación Uruguaya de Magisterio– informó de las razones que llevaron a volver sobre el tema. Se aprobó por unanimidad reconsiderar la decisión original. Se presentaron luego dos mociones. La primera proponía ratificar el paro de 24 horas. Y, a la vez, destacaba que –por los estatutos de la convención– «los sindicatos y las filiales podrán, por razones fundadas, implementar las características de su participación». Fue aprobada por mayoría, con el voto de 32 sindicatos.
La segunda moción proponía «realizar el 8M un paro de 24 horas, de mujeres, exhortando a las filiales a su instrumentación», también teniendo en cuenta la autonomía prevista por los estatutos. La moción quedó en minoría, pero tuvo el apoyo de 12 sindicatos: ADEOM, AFFUR, Asociación de Trabajadores de Enseñanza Secundaria, Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria, Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social, Fancap, Federación de Funcionarios de OSE, Asociación de Funcionarios del Instituto Nacional de Colonización, Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios, Sindicato Único de Trabajadores del Mar y Afines, Sindicato Único Portuario y Ramas Afines, y Federación de Funcionaries de Instituciones Públicas No Estatales. Otros siete se abstuvieron. En la misma instancia, ADEOM mocionó para que en el marco del 8 de marzo no se haga ninguna referencia al referéndum. Solo votó a favor el sindicato policial.
PUNTO DE INFLEXIÓN
Las posturas dentro del movimiento feminista tampoco resultaron unánimes. «Hay que cambiar las formas de hacer política, eso es lo que las feministas reivindicamos», dijo a Brecha Lilián Celiberti, integrante de la Intersocial Feminista. Según Celiberti, el problema radicó en sacar del foco la lucha feminista al sumar el tema del referéndum. «Es un día de afirmación y lucha contra el patriarcado. Este es un aspecto central que no puede ser desviado a otras razones. Es como si cambiáramos el sentido del Primero de Mayo», opinó. Por su parte, Mariana Menéndez, integrante de la articulación El Tejido, declaró al semanario que desde 2017 vienen «exigiendo, en los sindicatos donde estamos, que el paro sea de mujeres y disidencias. Todos los años hay tensiones, y muchas compañeras que están en los sindicatos intentan desde la base y las asambleas que paren solo mujeres. Este año tomaron esa decisión, en que además de parar varones y mujeres, lo principal es el tema de la LUC».
El martes la organización El Tejido convoca a concentrar a las 18 horas en Plaza Libertad y Plaza de los Bomberos, para luego marchar, por Santiago de Chile y por Ejido, hacia la Rambla Sur. Por su parte, el PIT-CNT convocó en la mañana una «barriada» donde se entregarán volantes. Sommaruga afirmó que esa es la única instancia en la que se hablará del referéndum, por el contenido de los volantes, algo que, según entiende, no interfiere con la marcha y fue una medida en la que «hubo consenso». Por su parte, Feijoo explicó que la barriada es en «conmemoración y homenaje al Día Internacional de la Mujer» y que los volantes «implican los derechos de la mujer trabajadora». A la tarde, de acuerdo con Feijoo, la convención de trabajadores convoca a una concentración en la plaza Independencia, para posteriormente «rumbear hacia la marcha atrás de todo, como siempre lo hemos hecho, porque somos una organización mixta». Agregó: «Acá no se trata de interferir en la marcha de los movimientos feministas». Afirmó también que este paro general es algo que «llegó para quedarse» y que no descartan volver a tener este debate de cara al 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Menéndez opinó: «Meter la LUC es reducir todo. Al final termina siendo despolitizador, no podemos reducir todos los problemas a una ley de 135 artículos». Y explicó que la mirada feminista es más abarcativa, con preocupaciones «mucho más generales, que nos están estallando en la cara. Hay una cierta indiferencia respecto a cuestiones que son de vida o muerte». Celiberti dijo que las mujeres al marchar «vamos con todas nuestras luchas. Todas las que pensamos que hay que derogar los 135 artículos llevaremos esa consigna, pero en conjunto con el acoso laboral y sexual, con los recursos para eliminar la violencia de género o con la necesidad de un cambio cultural que haga posible que ciertas expresiones culturales del machismo no encuentren eco en la sociedad». Para Menéndez, lo que ocurrió directamente fue un punto de inflexión, donde «ya no vamos a aceptar que nosotras somos una parte, que hablamos de ciertos temas, y que ellos ponen el marco general. Hay que relacionarse de otro modo; si no, esto no va a funcionar. Es el síntoma de una relación en la que la izquierda y los feminismos no se bancan más».