Pese a las multas que se le han puesto, el doctor sojero continúa fumigando en zonas que tiene prohibidas. Los vecinos desesperan por saber quién tiene la potestad para detenerlo.
María
extraña su chacra de Paso Picón, que tuvo que vender,
porque su compañero no soportaba el veneno. Juan Alberto de Marco, esposo de
María, fue uno de los cinco afectados por las fumigaciones que hizo el médico y
productor sojero Máximo Castilla. Hace casi cuatro años tuvieron que mudarse a
Montevideo por recomendación del Ministerio de Salud Pública (Msp).1 A ocho metros de su
chacra, Castilla fumigaba sin parar la soja y a Juan Alberto le hacía mal. Tan
mal que ahora, por el glifosato, padece de párkinson tóxico.
Tras varias denuncias en la
Intendencia de Canelones (IC), el Ministerio de Ganadería, Agricult...
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