Las modas cambian y se extreman. Parece que jugar con lentes de contacto ya es cosa de niños, y la tendencia es someterse a una delicada incisión en la superficie del globo ocular donde se coloca un implante doblado que se despliega sobre el iris. Se cose, cicatriza y voilá! Ojos rojos, violetas o del color que prefieras de la paleta disponible en catálogo. Según el sitio web de Bright Ocular, la compañía detrás de la novedad, el procedimiento es “rápido, seguro e indoloro” y se tarda unos 15 minutos con cada ojo.
La primicia data de 2011, cuando el oftalmólogo estadounidense Gregg Homer anunciaba la posibilidad de transformar los ojos marrones en azules. Lo que en aquel momento resultaba descabellado hoy es una realidad. La página de Bright Ocular advierte que “este método no se recomienda para fines meramente cosméticos”, pero asegura que “cientos de pacientes de todo el mundo han cambiado exitosa y permanentemente el color del iris sólo por razones estéticas”. La cirugía no corrige defectos de la visión, por lo que los pacientes todavía tienen que utilizar los instrumentos refractivos.
Si bien se trata de una intervención que no ha sido aprobada por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, muchos ciudadanos de aquel país viajan a lugares donde la operación sí es permitida, como México, Panamá e India. Los implantes de Bright Ocular, clínica cuyo código postal pertenece a algún punto de California, actualmente se realizan en India, Turquía, Líbano y México.
En Youtube hay cientos de testimonios de pacientes conformes que muestran el “antes” y el “después”. Uno de los casos más conocidos es el de la cantante de rhythm and blues Tiny Harris, que volvió de Túnez con los ojos color “gris hielo”: “Ese es el color que compré”, comentó feliz a Abc News, “Son increíbles, los amo”. Al poco tiempo su hija siguió sus pasos y, como si fuese obra genética, ambas lucen la misma mirada.
Pero no todos los cuerpos reaccionan de la misma manera, y los atentados contra la genética pueden tener su precio. El doctor James Tsai, oftalmólogo y especialista en glaucoma en la Universidad de Yale, de Estados Unidos, considera que los argumentos proclamados en la web de que es un procedimiento seguro son “engañosos e inexactos”, y advierte que la cirugía de implante artificial puede causar un aumento de la presión dentro del ojo, lo que puede conducir a padecer glaucoma, cataratas, lesiones corneales, problemas de visión o incluso ceguera.
Un paciente anónimo admitió en un video de Youtube estar totalmente arrepentido: “Sólo quería algo sutil y natural. Mis pupilas ya no se dilatan y me siento como si fuera un vampiro. Todos los niños pequeños me tienen miedo”. Beatriz Murillo, de 36 años, viajó desde Toronto a una clínica en Panamá, donde pagó 8 mil dólares para transformar su color de ojos de marrón a verde. Desde entonces ha debido someterse a cirugías contra el glaucoma y se ha hecho un trasplante de córnea; ahora sólo puede ver formas vagas y colores. “Yo soy una artista y me temo que nunca voy a ser capaz de pintar de nuevo.” Más allá del dolor insoportable, Murillo está disconforme con el color de sus ojos y no recomienda la intervención: “parecen falsos”.