Otra forma de hacer política

Carlos Julio Pereyra
era el último representante del nacionalismo independiente, una denominación
que identificaba más una actitud frente a la política que una corriente de
opinión. Aunque de raigambre blanca, los independientes rechazaban el crudo
pragmatismo de Luis Alberto de Herrera y su desenfadado clientelismo. El golpe
de Terra y la guerra mundial marcaron una grieta que demoró casi treinta años
en cerrarse, pero que nunca se borró del todo: el personalismo de Herrera era
cuestionado por quienes consideraban que el Partido Nacional (PN) debía ser “el
de las frentes más altas y las manos más limpias”. En ese ámbito, junto con
Javier Barrios Amorín, uno de sus dirigentes más importantes, comenzó la
carrera política de Pereyra.

Con los años, el PN de Herrera fue
atrayendo a los reb...