«Fueron las peores 24 horas de mi vida», dijo el presidente Jair Bolsonaro a la prensa, al llegar a la Rede Bandeirantes para el primer debate presidencial de la segunda vuelta, que ocurrió el domingo. Lo dijo en relación con una denuncia que inundaba las redes sociales por esas horas, basada en una declaración que él mismo había hecho. En un pódcast, el presidente había vuelto a insinuar –como ya había hecho antes en una reunión con empresarios– que unas adolescentes venezolanas que conoció en un barrio de la periferia de Brasilia practicaban la prostitución; pero esta vez fue peor, porque dijo «pintou um clima», que en traducción libre sería algo así como «pintó onda», lo que le valió el ser acusado de pedófilo. Tal fue el impacto de la ofensiva de sus adversarios que, la noche previa al...
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