Por siempre Rada - Semanario Brecha

Por siempre Rada

Rada sinfónico. Auditorio Nacional del SODRE, viernes 12 de octubre de 2018.

Rada sinfónico. Auditorio Nacional del SODRE, viernes 12 de octubre de 2018.

Antes de entrar a la sala Adela Reta del Sodre me cercioré de no haber olvidado mi libretita y mi bolígrafo para anotar los pros y los contras de Rada sinfónico. Pero cuando arrancó el espectáculo olvidé por completo la libretita, el bolígrafo, los pros y los contras, y simplemente me dejé llevar por la emoción. Fue muy fuerte ver a Rada con sus 75 años en medio del escenario, de traje oscuro, rodeado por decenas de músicos de la Orquesta Sinfónica del Sodre y por su director Diego Naser, con sus preciosas hijas Lucila y Julieta, recibiendo el amor y el homenaje de un público fervoroso tras una obra impresionante que ha dado forma en gran medida a la música popular de este país. Crecí y estoy envejeciendo junto a Rada, del mismo modo que Rada creció y está envejeciendo junto a todos quienes lo escuchamos y lo queremos desde siempre.

La primera vez que lo vi en vivo, Ruben tenía 25 años. Tras este medio siglo de asombrarme con su voz incomparable, con esas canciones sencillas y a la vez geniales que la gente ha hecho suyas, me encontré una vez más con su inmenso carisma, su humor y esa voz que, por supuesto, ya no tiene “aquellos” agudos, pero que mantiene intactas las notas graves y de registro medio; esas notas sedosas, corpóreas, que confirman ese estilo tan suyo. Apenas arrancó con “Botija de mi país” ya no importó si era o no pertinente hacerlo cantar con una sinfónica, si el proyecto era megalomaníaco o sensato, si los arreglos estaban buenos o no, si debió cantar tal o cual tema, si la versión de “Isn’t She Lovely”, de Stevie Wonder  fue algo pálida. Rada arrancó a cantar y se me nublaron los ojos, y se me hizo un contundente nudo en la garganta. Dos elementos que me acompañarían hasta el final y que alejarían todo posible análisis desapasionado. Verlo enterito, vigente, carismático, con ese don de comunicación con el público, fue demasiado para este amante de la música popular uruguaya. De toda, pero en forma muy especial de la de Rada, desde los tiempos de El Kinto y Totem hasta hoy.

La orquesta sonó bárbaro. La banda integrada por Gustavo Montemurro en piano y arreglos, Nacho Mateu en bajo y Nelson Cedrez en batería fue un pilar fundamental, y los tamboriles aportaron lo suyo para darle a la noche su pulso montevideano. Los momentos más baladísticos no fueron los más emotivos, sino aquellos llenos de goce, de baile, de estribillos para cantar en barra con el resto del público. Lo mejor fueron temas como “Ayer te vi” (una versión impresionante), “Terapia de murga”, “Candombe para Figari”, “Negro” y “Candombe para Gardel”, que canté y bailé feliz como si estuviera en un asado con amigos. ¿Que exagero? Les aseguro que no. La alegría y la emoción, en las grandes ocasiones, van juntas.

En un momento de su permanente diálogo con el público, dijo Rada: “Si habré venido de veces al Sodre cuando era chico… a abrir las puertas de los taxis…”. Hoy ese mismo Sodre homenajea a este inventor del candombe fusión, cuyas canciones vivirán en nuestro pueblo por siempre.

Gracias maestro Rada por tanta música.

Rada sinfónico. Auditorio Nacional del Sodre, viernes 12 de octubre de 2018.

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