Pródigo en epígrafes –palabras de Richard Hell, de PJ Harvey, de Daniel Melero–, el libro del periodista Nelson Barceló incluye una cita de John Cale que apostrofa sin vueltas la impronta de aquella música emergente. Cale no se refería a los años noventa ni a la siempre hostil y varada Montevideo, pero la cita funciona bien, también para aquellas bandas: «En la mayoría de las canciones no hace falta que te fijes en la letra. Quédate con el ruido, ese es nuestro sonido».
Si bien lo de Cale no es cerradamente cierto para el caso –las bandas de los noventa, en particular algunas de ellas, legaron también letras atendibles–, sí resulta incontestable la opción por el ruido. El ruido y el sonido crudo, de garaje, «la primera marca del grunge en Uruguay», según se arriesga en el libro. Y es que e...
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