La última vez que pasó algo así, en febrero de 2022, califiqué de «impensable» la invasión rusa de Ucrania y, cuando esta se produjo, ahora justo hace tres años, anuncié la «quiebra de Rusia». A largo plazo todo es posible y, como quien dice, el que esté libre de error que tire la primera piedra, pero hoy lo que se vislumbra más bien es la quiebra de la OTAN y, por tanto, en buena medida de la Unión Europea (UE), de la que la OTAN era guía, tutora y mentora en política exterior y de seguridad. Así que seamos más humildes esta vez y reconozcamos la dificultad de extraer conclusiones y pronósticos de lo imprevisible. Limitémonos, por tanto, a un prudente catálogo de preguntas e hipótesis, conscientes de que la semana que viene acaso haya que enmendarlas significativamente.
Ucrania. ¿Quién es...
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