“Pandemia”, “cuarentena” y “cierre de fronteras” son expresiones que conocemos, tanto como “crisis”, “emergencia”, “excepción” y “mantener la calma”. En el intersticio entre la vuelta a la normalidad y el salto hacia adelante, la historia de las pestes que han estado entre nosotros revela las continuidades y las rupturas de una frágil convivencia. Se dice que quien introdujo la peste bubónica en Montevideo fue un estibador de la aduana que cayó enfermo en un depósito del puerto cuando trabajaba con las mercaderías de un carguero inglés que provenía de Bahía y había arribado a la Isla de Flores un aciago día de octubre de 1900. En realidad, fueron las ratas y las pulgas. Luego se sabría que cuatro tripulantes, incluido el capitán, habían muerto en el transcurso de aquel viaje maldito. Una v...
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