—Federico Silva podría ser tu hijo. ¿Cómo congeniaron en la escritura de un texto sobre los recuerdos y la melancolía?
—Más allá de lo generacional, está el arte. Ahí te podés encontrar con muchas sorpresas; por ejemplo, con la de tener más coincidencias con una generación posterior que con la tuya. Más en estos momentos, de tantas crisis; entre ellas, la creativa. Cuando vino la pandemia, yo estaba intentando trabajar en algo que sí o sí debía ser un monólogo, pensando, entre otras cosas, en que no iba a ser fácil conseguir lugares para presentar obras más grandes. Cuando hacés un monólogo, el código es uno; cuando hacés una obra, es diferente: podés irte mucho más de la realidad. En ese momento me contactó Federico, que estaba con ganas de hacer algo, y me mandó una escena: tres personaj...
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