Los responsables de la contaminación por agrotóxicos en La Armonía siguen fumigando. A pocos quilómetros, en Mangangá, Tala, un nuevo caso surge como otro síntoma de un Canelones muy comprometido sobre y bajo tierra.
“Ya hace un año de la contaminación que sufrimos los productores de La Armonía y la empresa sigue trabajando tranquila, como si nada. Vemos pasar por la ruta los mosquitos cargados con los químicos y nadie los controla. Muchos de nosotros no hemos podido producir nada o casi nada desde entonces porque la tierra de los invernáculos no sirve”, dice el productor Eduardo Casanova, que tiene claro lo que expondrá en la conferencia de hoy viernes y quiere ser breve para que el mensaje no se pierda. Después de realizar una aplicación del plaguicida Picloram en una concentración ocho...
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