La noche del 14 de marzo de 2018, Marielle Franco, concejala negra de izquierda criada en la Favela da Maré –un gran complejo de barrios de la zona norte de Rio de Janeiro– salía del debate “Jóvenes negras moviendo las estructuras” cuando la mataron de cuatro balazos de fusil en el barrio Estácio, cercano al Sambódromo. Un auto Chevrolet Cobalt la siguió hasta que un hombre disparó desde la ventana abierta con una ametralladora HK MP5 calibre 9 milímetros, arma normalmente usada por las fuerzas especiales de la Policía de Rio de Janeiro, matando también a su chofer, Anderson Gomes.
Dos días después, se supo que las balas pertenecían al mismo lote que
las usadas en la mayor masacre de San Pablo –la “Chacina de Osasco”– cuando en
agosto de 2015 tres policías militares y un guardia civil mata...
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