—Desde una mirada histórica, ¿cómo describiría la situación actual de Uruguay respecto a las políticas públicas enfocadas en la salud mental?
—Con la aprobación de la Ley [de Salud Mental], en 2017, Uruguay se puso un poco a tiro con la región, por lo menos con Brasil y Argentina. El país viene en un proceso de casi 40 años de pensar una reforma. Desde 1985 en adelante, cada diez años hay un impulso. Es algo cíclico y en cada reformulación pasaron cosas interesantes que nos permitieron pensar hacia dónde ir. A partir de 2017 se dio un paso más que nos hizo profundizar en un modelo comunitario que implicó pensar la salud mental con perspectiva de derechos humanos, sobre todo a la hora de los abordajes. Recientemente, luego de la pandemia, la idea de salud mental se puso «de moda» y eso ha p...
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