- Semanario Brecha

 

HÉCTOR PIASTRI

El 20 de mayo yo no estaba designado para cubrir la Marcha del Silencio. El día anterior, hablé con Magdalena Gutiérrez, la editora de fotografía, y finalmente acordamos mi participación. De inmediato pregunté a mis compañeros de redacción si conocían a alguien que me diera acceso a un punto alto en 18 de Julio. Carolina Ibarzábal, jefa de diseño, lo resolvió en dos minutos enviando un audio.

Con Mauricio Zina, mi compañero de sección, combinamos que él haría la marcha desde adentro y yo intentaría una toma general desde dicho punto, para sumar a la narrativa.

Minutos antes de que la gente llegara, desde la ventana que la generosidad de Eloísa me abrió, dudé si había sido buena idea, ya que no tendría desde allí el punto de fuga que diera cuenta de la magnitud de lo que se avecinaba.

Mi duda se esfumó cuando la proclama asomó en la esquina del Gaucho y tras ella miles de personas que multiplicaban a nuestros desaparecidos llevando sus retratos, distribuidos por los compañeros de Imágenes del Silencio. Estos dos últimos eslabones acabaron por transformar aquel apartamento en el lugar perfecto para ese momento. De pronto fui un espectador de lujo de un acontecimiento histórico, con las herramientas adecuadas para hacer el único registro posible: llenar el cuadro con este mosaico de memoria.

Apostado desde allí, y con los parámetros de la cámara pasando el límite de lo aceptable, apoyé la cámara en el marco de la ventana para que la trepidación de mis manos no afectara la foto. Encuadré y dejé pasar la marcha frente a la lente. Hice unos pocos disparos, unos mínimos ajustes y luego me dediqué a escuchar la armonía entre sus nombres y el «¡Presente!» que se elevaba amplificado por los edificios.

Este es el registro más importante que hice hasta hoy en cuanto a aporte a nuestra sociedad desde la fotografía. Ser el autor de una imagen que sume a una causa tan fundamental es un enorme privilegio. Pero la concatenación de hechos que la hicieron posible evidencia que en ella se conjuga el trabajo colectivo y solo existe gracias a él.

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