Hacia 1950, una poesía como la brasileña, rica en saltos y desvíos como ninguna otra de América Latina, pugnaba por superar el dilema entre las distintas formas de la tradición y las de la vanguardia, algo que había llegado a su mayor tensión. João Cabral de Melo Neto, de quien se cumplió un siglo de su nacimiento el 9 de enero pasado, realizó una síntesis singular en el corazón del nordeste. Desde este espacio refundaría la lírica brasileña para, luego, tender puentes con la que se escribía en español.
Contra toda adversidad, desde fines del
siglo XIX Brasil produjo sin cesar libros y cuadernos poéticos. Estos
aparecieron en cada una de las inmensas regiones divididas en estados, por lo
general incomunicados entre sí. Rio de Janeiro y luego São Paulo hegemonizaron
los medios de producción...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate